El primer ministro de la República Checa, el populista conservador Andrej Babis, se encuentra en la cuerda floja. La nueva crisis se ha desatado después de que su hijo haya asegurado que fue secuestrado en Crimea para impedir que declarara sobre el presunto fraude en los negocios de su padre.
El trasfondo de la tensión política en el país excomunista es un caso de cobro indebido de fondos comunitarios de una empresa de Babis, cuyo cotitular es su hijo, del mismo nombre.
Andrej Babis padre, uno de los hombres más ricos del país y en el cargo desde diciembre de 2017, perdió en enero su inmunidad parlamentaria para poder ser investigado tras recibir de forma supuestamente irregular 2 millones de euros destinados a un programa de la Unión Europea de pequeñas y medianas empresas.
Pese a estas alegaciones en su contra, el magnate logró en julio pasado superar la sesión de investidura en el Parlamento, con el apoyo de socialdemócratas y comunistas.
Andrej Babis hijo, de 35 años, reveló esta semana en Suiza, en declaraciones a dos conocidos periodistas checos de investigación, que su padre intentó mandarlo en contra de su voluntad a la península ucraniana de Crimea, anexionada por Rusia, para alejarlo así de la investigación del caso.
En un vídeo de 34 minutos, publicado en un periódico digital checo, Babis hijo asegura que denunció en junio pasado el hecho, del que acusa a dos colaboradores de su padre. Tras realizar algunas pesquisas, entre ellas, preguntar al primer ministro por lo ocurrido, la policía checa decidió archivar el caso. Sin embargo, la Fiscalía General del Estado ordenó esta semana una nueva investigación del supuesto secuestro, lo que implica entrevistar a la presunta víctima.
Babis, que controla a través de un holding agroindustrial dos diarios de tirada nacional, tres cadenas de televisión y dos emisoras de radio, afirma que se trata de una persecución contra su familia. Alega, además, que su hijo, de un primer matrimonio, sufre esquizofrenia, por la que fue llevado a Suiza, junto a su madre, para no tener que afrontar el litigio judicial.
Cerco de la oposición y la calle
Los seis partidos de la oposición en el Parlamento checo (con 78 de 200 escaños) han solicitado una moción de censura contra Babis, que se celebrará probablemente el 23 de noviembre. Además, el Senado checo, controlado por la oposición, acaba de aprobar una resolución en la que insta al primer ministro a dimitir mientras duren las investigaciones judiciales.
Mientras, miles de personas se dieron cita este jueves en la capital del país, Praga, para reclamar la dimisión de Babis. Los manifestantes, congregados en la plaza Wenceslao, corearon ‘Dimisión’, ‘Abajo con Babis’ y ‘Vergüenza’ y algunos de ellos ondearon banderas checas y de la UE.