Una mejora en los filtros de FaceApp ha vuelto a poner de moda esta aplicación que ya triunfó en 2017 y con la que su creador habría ganado más de 11 millones de dólares, incluyendo el millón que ganó en solo diez días, del 9 al 19 de julio. Yaroslav Goncharov ha logrado con el realismo de los nuevos filtros de su aplicación que muchos quisieran comprobar – y por supuesto publicar en las redes – cómo tratará a su aspecto físico el inevitable paso de los años. Probablemente, este informático ruso de 40 años de edad, ni siquiera esperaba que, de pronto, al mundo le diera por querer verse anciano en lugar de utilizar las demás opciones que ofrece la aplicación que creó en 2017: más joven, con gafas, cabello rubio o moreno, largo o corto. De hecho, hasta la fiebre viral del pasado mes de julio, el clic para envejecer un rostro era el que menos se usaba, pero famosos de todo el mundo empezaron a subir a sus perfiles la imagen del aspecto que podrían tener cuando cumplan setenta años y todo cambió.
Goncharov nació en 1979 en la tranquila localidad de Sosnovy Bor y creció rodeado de informáticos como su tío, uno de los primeros empleados de la empresa Oracle, que fue su principal mentor. Ahora vive en San Petersburgo, donde se graduó en la Escuela Académica de la Universidad Estatal y en la Facultad de Matemáticas y Mecánica y empezó a trabajar antes de acabar la carrera. Con 22 años ya le había fichado SPB Software, una conocida empresa rusa de aplicaciones y juegos para dispositivos móviles, pero una oferta de Microsoft le llevó a hacer las maletas y mudarse a Estados Unidos donde comenzó a manejarse en la inteligencia artificial. Dos años más tarde regresó a San Petersburgo y también a SPB Software, sin saber que le esperaba un nuevo giro en su carrera. Yandex, el gigante ruso de internet, equivalente a Google en EEUU y Europa, acababa de comprar la compañía.
Fue cuando decidió crear su propia empresa, Wireless Lab, donde desde 2014 se dedicó a lo que mejor se le daba: desarrollar programas para dispositivos móviles. En enero de 2017, después de ocho meses trabajando en ella, Goncharov presentó FaceApp y, aunque al principio no atrajo la atención de demasiados usuarios, poco a poco fue despertando la curiosidad. Ahora pocos móviles se resisten a llevarla y el pasado mes de mayo se convirtió en una de las aplicaciones más populares en Google Play y en la App Store de muchos países, a pesar de las polémicas que la han acompañado. Por ejemplo a causa del filtro Hot, para que el rostro del usuario resulte más atractivo, por el que Goncharov fue acusado de racista ya que aclaraba la piel. El informático ruso tuvo que pedir disculpas públicamente, a pesar de que el resultado se debiera al cruce de datos que hace la aplicación por su cuenta.
Sin embargo, el golpe más duro para su App y que le ha puesto en el punto de mira de los medios de comunicación ha sido la acusación sobre la seguridad de los datos personales del usuario en un país donde las empresas de internet están bajo una importante presión de las autoridades. Porque, además, la aplicación, disponible para Android e iOS, tiene una política de privacidad que para muchos resulta ambigua. Ésta indica que, al aceptar las condiciones, la empresa puede compartir nuestra información con otras compañías del grupo o con aquellas que se conviertan en “afiliadas” y que nuestros datos de ubicación o identificadores del dispositivo se compartirán con los “proveedores del servicio”. Hay quienes advierten de que la proliferación de este tipo de aplicaciones tiene como objetivo entrenar algoritmos de reconocimiento facial para grandes empresas tecnológicas. La privacidad es, sin embargo, de vital importancia para Goncharov. Al menos en lo que se refiere a su vida personal, de la poco o nada se sabe. En su Facebook no hay imágenes familiares y en las entrevistas solo se presta a hablar de sus nuevos proyectos de trabajo. El más inminente, lograr que sus filtros y efectos en las fotos estén al nivel de Photoshop y puedan ser utilizados por cualquier propietario de un smartphone sin necesidad de que sea un experto.