No hay vuelta atrás. Nissan ha decidido cerrar su planta en Barcelona y no parece dispuesto más que a negociar los despidos de los 3.000 empleados de manera directa en la fábrica. El adiós entra en el marco de la reorganización de sus factorías internacionales. Y también se sustenta en varias razones, como la falta de inversión. Una década nefasta que termina con el cierre, que a pocos ha pillado por sorpresa.
Pese a ello, los trabajadores se reunían frente a la fábrica de Nissan desde primera hora de la mañana. Con manifestaciones y quemas de neumáticos anunciaban más movilizaciones. Y pedían a la compañía recapacitar. “No descansaremos hasta convencer a la multinacional de mantener las operaciones industriales en España”, aseguraban desde CCOO. El sindicato emplazaba al Gobierno de Sánchez, al catalán y al de Colau a trabajar en buscar una solución.
Desde el Gobierno se han mostrado dispuestos a negociar con la empresa su salida. Pero también a buscar una “solución alternativa” que no implique el cierre. Sin embargo, en Nissan tienen claras las razones que les han llevado a bajar la persiana.
Entre ellas, que la producción de la planta de Barcelona apenas llegaba al 20% de su carga. Una situación que se había agravado el año pasado al retirar Mercedes su modelo ‘pick up’, que se fabricaba a partir de una plataforma común con Nissan. Pero no ha sido el único argumento.
Crónica de un cierre anunciado
Instituciones y empresarios se preparaban desde hacía meses para este cierre. Nissan está en plena reestructuración mundial desde 2019. La crónica anunciada de este adiós es el colofón a una década de falta de inversión de la compañía en la fábrica catalana. Pese a que ha recibido ayudas y estímulos desde las instituciones.
Tanto es así que se habían comprometido a mantenerla. Así lo aseguraba Pedro Sánchez en enero de este mismo año.
Hasta ahora, Nissan se había sostenido en la producción de la furgoneta eNV200. Se trata de un vehículo eléctrico, pensado más para el trabajo y que se vende bien tanto como flota privada como en el sector público. Estaba confirmada, además, para que se produjera en la planta catalana hasta 2024.
Junto a esta furgoneta, se fabricaban otros tres modelos. Uno para Nissan, otro para Renault y otro para Mercedes. Son modelos prácticamente iguales. Sin embargo, el contrato con Mercedes terminaba este mismo mes, lo que ha supuesto el golpe de gracia a la viabilidad de la planta. El cierre de las industrias por el coronavirus ha terminado por rematar a la fábrica.
Década nefasta
Los problemas de Nissan arrancan, sin embargo, bastante más atrás en el tiempo. La planta de Barcelona lleva más de una década perdiendo brillo. El primer golpe fuerte llegaba en 2006, cuando Nissan abrió una nueva planta en Tánger (Marruecos). La compañía se llevó así parte de su producción barcelonesa.
A partir de entonces, la fabricación fue reduciéndose hasta quedarse en poco más del 20% de su capacidad. De hecho, era la planta con peor rendimiento en Europa de la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi.
A ello se unía el fracaso de algunos proyectos. Uno de los últimos, el Nissan Pulsar, destinado a competir con el Seat León o el Megane de Renault. Se pensó que sería una apuesta segura, pero el modelo no convenció. El primer año se fabricaron 35.000 unidades. En 2018, la producción bajó a 20.000. Y eso que las administraciones catalanas pusieron empeño. Por ejemplo, renovando la flota de los coches de los Mossos. Muchos de ellos apostaron por este modelo.
La falta de inversión de Nissan en esta planta ha terminado por abocar a la fábrica al cierre. Y es que, según los trabajadores, necesitaban una reforma estructural. La cadena de montaje no estaba preparada para acoger la fabricación de los modelos más vendidos de la marca.
La gota que ha colmado el vaso ha sido la crisis del Covid-19. Tras el ERE de finales de 2019, Nissan presentaba un ERTE para los 3.000 trabajadores de su planta. Con condiciones, además, no pactadas con los sindicatos. De ahí que se anunciara una huelga indefinida que arrancó el 6 de mayo, cuando la planta anunció su reapertura. En este tiempo no ha habido acercamiento alguno entre las partes y finalmente Nissan ha decidido cerrar 40 años de fabricación en Barcelona.