Felipe VI ha ensalzado este martes el decisivo papel que desempeñó su padre, Juan Carlos I, para que fracasara el intento golpista fallido del 23-F, al asegurar que «su firmeza y autoridad fueron determinantes para la defensa y el triunfo de la democracia».
El rey ha presidido el acto con motivo del 40 aniversario del 23-F celebrado en el Congreso con la asistencia del jefe del Gobierno, Pedro Sánchez, de los poderes del Estado, buena parte del gabinete, como los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, y de representantes de grupos parlamentarios, con la ausencia de partidos nacionalistas e independentistas de la Cámara.
El acto tuvo lugar en el Salón de Pasos Perdidos con las intervenciones de Felipe VI y Batet y a su término.
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Desde su marcha de España, don Felipe no había hablado de él y ha aprovechado el recuerdo del 23-F para destacar como hace 40 años asumió «su responsabilidad y su compromiso con la Constitución» con el mensaje televisado que neutralizó la asonada militar de Antonio Tejero. Un discurso que, sin embargo, no ha merecido el aplauso del vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, ni de los representantes de Unidas Podemos.
Siendo niño fue testigo directo aquella noche de cómo actuó su padre, lo que le sirvió para «aprender el inmenso, el incalculable valor que tiene la libertad para el pueblo español». A la otra persona que ha mencionado ha sido el expresidente del Gobierno Adolfo Suárez, a quien ha mostrado su «gran admiración y gratitud».
Ha subrayado que el país goza de «una democracia consolidada en sus instituciones» y que sus valores y principios tienen «plena vigencia».
Sobre la democracia ha advertido: «Es un bien delicado que precisa del mayor cuidado y de un respeto y dedicación permanente por parte de todos, porque somos conscientes de que su erosión pone en cuestión y, por tanto, en peligro, los derechos y libertades de los ciudadanos».
La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, se ha unido al elogio al rey emérito por frenar a quienes «pretendieron destruir la democracia» y que «no han dejado más que su recuerdo como ejemplo de fracaso».
Tras el acto, ha tenido lugar una comida organizada por Batet con la presencia del rey, Sánchez, la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, el líder del PP, Pablo Casado, y la presidenta del Senado, Pilar Llop; el del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, y el del Consejo General del Poder Judicial, Carlos Lesmes.
También los dos «padres» de la Constitución que quedan vivos, Miquel Roca y Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, que han compartido un menú de ensalada de cigalas, carrilleras de ternera y mosaico de frutas con sorbete de mandarinas.
A la conmemoración han declinado acudir el PNV, así como ERC, JxCat, Eh Bildu, CUP, PDeCAT y BNG, socios parlamentarios del Ejecutivo que, en un manifiesto, han hablado del 23-F como una «operación de Estado» para apuntalar el «régimen del 78».
La portavoz parlamentaria del PP, Cuca Gamarra, ha reprochado a PNV, ERC y EH Bildu pretender «debilitar la democracia plena» al no asistir al acto y al jefe del Ejecutivo, de permitir un «caballo de Troya» en la coalición y en sus apoyos. También les ha criticado el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, que les ha acusado de alentar «un golpe de Estado a cámara lenta».