Sube el calor, aprietan los incendios. El incendio forestal que asola la reserva natural de la Sierra de la Culebra, en la provincia de Zamora, ha acelerado su avance este viernes, avivado por el viento y el calor, lo que le ha llevado a alcanzar un perímetro de 64 kilómetros, desalojar a los habitantes de trece pueblos y cortar varias carreteras.
El incendio, que según la estimación de la Junta de Castilla y León hasta el momento ha quemado cerca de 11.000 hectáreas de terreno, gran parte de ellas de pinares de una zona del oeste de Zamora de gran riqueza medioambiental y faunística, sigue descontrolado y con las labores de extinción complicadas por las fuertes rachas de viento y la sequedad.
El fuego no ha llegado a los cascos urbanos de las ocho localidades desalojadas, pero sí que ha causado daños en granjas, cultivos e infraestructuras de telecomunicaciones y viarias
De hecho, la situación podría empeorar en las próximas horas, ya que se esperan vientos de hasta 70 kilómetros hora con cambios bruscos de dirección, con alta probabilidad de tormenta pero con escasa precipitación y temperaturas por encima de 35 grados centígrados, según ha informado el Gobierno autonómico.
Aunque el fuego no ha llegado a los cascos urbanos de las ocho localidades desalojadas, sí que ha causado daños en granjas, cultivos e infraestructuras de telecomunicaciones y viarias, con tres carreteras autonómicas y provinciales cortadas y dos de la red estatal, la Nacional 122 en la zona de Alcañices y la Nacional 631 entre Ferreras de Abajo y Tábara, con desvíos operativos por el incendio.
El presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, que ha supervisado el operativo de extinción, ha achacado la magnitud del incendio a «una condiciones climáticas probablemente únicas en décadas».
Un incendio «explosivo»
Entre ellas ha mencionado las temperaturas cercanas a los 40 grados, al viento con rachas de más de 40 kilómetros hora y a la tormenta seca con «miles y miles de rayos» que desencadenó los focos iniciales del fuego en distintos puntos de la Sierra de la Culebra.
Del mismo modo, se ha referido a los denominados rayos latentes, que dejan fuego en el interior del árbol y este no empieza a arder en su parte exterior hasta pasadas unas horas y lo hace de forma repentina.
Esa circunstancia junto a la baja humedad y lo escabroso del terreno han dificultado unas tareas de extinción en la que este viernes han participado hasta 23 medios aéreos junto a un gran número de medios terrestres y unos 360 profesionales de extinción de la Junta de Castilla y León, el Miteco, la UME y las comunidades autónomas de Madrid, Galicia, Castilla La Mancha y Extremadura.
Pueblos afectados
Pese al amplio despliegue, la situación ha evolucionado a peor la noche del jueves al viernes y eso hizo que de madrugada se desalojasen las localidades de Cabañas de Aliste, Palazuelo de las Cuevas, La Torre de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde y San Pedro de las Herrerías, a los que este viernes al mediodía se sumaron las de Boya y Villardeciervos.
En total han tenido que ser desalojadas unas 650 personas trasladadas en su mayoría a pabellones deportivos de Alcañices y Camarzana de Tera, muchas de ellas eran personas de avanzada edad, algunos con problemas de movilidad.
También ha habido que desalojar al medio centenar de mayores de la residencia de Villardeciervos, que han sido trasladados a un centro residencial de La Bañeza (León).
El fuego, que en la jornada del jueves causó quemaduras en las manos al conductor de un retén de maquinaria cuyo vehículo se incendió, se extiende por la Sierra de la Culebra, que está considerada la cuna del lobo ibérico, cuenta con amplias poblaciones de cérvidos y otras especies de fauna y forma parte de la reserva de la biosfera Meseta Ibérica.
Uno de los vecinos desalojados en Mahíde, José Luis Peñas, ha resaltado que al salir de casa le temblaban las piernas y entonces giró la cabeza y vio «un rojo infernal» en el horizonte.
El alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán, ha asegurado que pese a que este viernes ha habido muchísimos medios de extinción, «ellos controlaban un foco pero inmediatamente se reavivaba otro y no había forma de controlar todos, hasta que subió el fuego a copas y ya eso es imposible«, ha declarado.