El Parlamento de Canadá ha acordado por unanimidad retirar la ciudadanía honorífica a Aung San Suu Kyi, principal líder política de Birmania. Un honor que le concedió en 2007. Y el por qué no es otro que los abusos cometidos por las Fuerzas Armadas del país birmano contra la minoría de los rohingyas.
Más de 700.000 personas han huido de Birmania en el último año. Concretamente, de la región de Rakhine. Las pruebas de que en esta zona se cometieron graves crímenes contra los rohingyas han generado un gran debate político en Canadá.
Y lo han hecho precisamente por los honores concedidos en el pasado a la líder birmana y premio Nobel de la Paz, Suu Kyi.
A pesar del gesto, el primer ministro canadiense, Justin Trudeau, le ha restado importancia. “Con ciudadanía o no, esto no ayuda a los rohingyas en ningún caso”, ha dicho. “Estamos centrados en ayudar a millones de personas que sufren en algún lugar del mundo o como refugiados”, añadía.
Los últimos abusos contra los rohingyas han suscitado un debate también sobre el derecho que tiene Suu Kyi a seguir siendo Nobel de la Paz. Aunque en este caso no habrá cambio alguno. El Comité noruego aclaró en agosto que no se puede retirar el galardón, otorgado en 1991. Porque, aseguran, reconoce los logros históricos de una persona hasta el momento de recibir el premio.
El caso de los rohingyas
La minoría rohingya alcanza la cifra de 1,1 millones de personas. Viven discriminadas en el estado de Rakhine o Arakan, en el oeste de Myanmar (la antigua Birmania). Han sido ya varias olas de violencia las que han sufrido a lo largo de los años. El motivo de su persecución es racial y religioso. Son una etnia diferenciada y musulmanes entre una mayoría budista.
Los rohingya eran ciudadanos de pleno derecho hasta 1982, cuando fueron privados de sus derechos de ciudadanía. Pasaron de la noche a la mañana a convertirse en inmigrantes ilegales. La dictadura militar los hizo “individuos sin estado”. No tienen acceso al empleo, la educación, los servicios sanitarios o incluso permisos para desplazarse dentro del país o contraer matrimonio.