El caso resulta realmente llamativo. Imagina que un juez obliga a alguien a pagarte una elevadísima cantidad de dinero y tú la rechazas porque lo consideras injusto y recurres la sentencia. Eso es más o menos lo que está pasando con Irlanda, Apple y la Comisión Europea.
En agosto de 2016, Bruselas ordenó a Apple que devolviera a Irlanda el dinero que se había ahorrado gracias a las ventajas fiscales del país, consideradas por la Comisión Europea como ilegales. Y es que durante años, entre 1991 y 2004, la compañía tecnológica pagaba un impuesto de sociedades del 1%, frente al 12,5% que se aplica al resto de empresas del país. Una cifra, esta última, ya de por sí baja, pues en España el tipo general es del 25%.
El Gobierno irlandés, en una decisión insólita, apeló para no recuperar el dinero y la Comisión Europea presentó en octubre de 2017 una denuncia judicial contra Dublín. Mientras las autoridades deciden, Apple acaba de completar el pago de esa deuda. En total, 14.300 millones de euros (13.100 por todo lo que se había ahorrado y 1.200 por los intereses).
La cifra es desorbitada, pues esos 14.300 millones equivalen al 4,7% del Producto Interior Bruto de Irlanda en 2017 y a un 18,5% de su gasto público. Así, por ejemplo, las partidas dedicadas a Educación, a Sanidad o a Defensa por el Ejecutivo irlandés durante el pasado año son inferiores a esa cantidad que le adeuda Apple.
Aún así, Dublín no quiere saber nada de ese dinero. Tanto Apple como el Gobierno irlandés tienen recurrida ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) la decisión de la Comisión de obligar al Tesoro irlandés a recuperar el importe. Y, ahora, esos 14.300 millones de euros se quedarán en un depósito hasta que la justicia europea resuelva el caso. El gigante tecnológico ha optado por entregar bonos en lugar de pagar en metálico, por lo que la gestión del fondo ha quedado en manos de tres firmas de inversión.
Aunque la vista se espera para este otoño, el proceso se puede alargar durante años. Los jueces del tribunal tienen potestad tanto para anular la decisión y, con ella, la multa, como para reducir su importe.
El país ‘friendly’ con las tecnológicas
Pese a que ese dinero contribuiría a dejar sus cuentas más que saneadas, ¿por qué el Gobierno irlandés no quiere recibir esa cuantiosa cantidad? Por un lado, porque supondría aceptar la ilegalidad de sus ventajas fiscales a las empresas. Por otro, porque quiere mantener la imagen de ‘territorio amigo’ para las grandes multinacionales tecnológicas.
Y es que en Irlanda tienen su sede europea la propia Apple, pero también otras empresas de Silicon Valley, como Google, Facebook o Twitter. De hecho, el caso de Apple es el de mayor cuantía de una serie de ayudas estatales del Gobierno de Irlanda a docenas de compañías, que se vieron beneficiadas con unas ayudas fiscales que las autoridades de Bruselas consideraron injustas.