A cuatro minutos de que se hubieran abierto los mercados en Argentina, el Banco Central del país publica un comunicado que pilla por sorpresa a todo el mundo. Luis Caputo, su presidente, renuncia a su cargo. Algo que significa más que un adiós.
Y es que Caputo dimite en un momento convulso. El país está inmerso en una huelga general contra Macri, la cuarta desde que accedió al cargo. «Esta renuncia se debe a motivos personales, con la convicción de que el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) restablecerá la confianza acerca de la situación fiscal, financiera, monetaria y cambiaria», recoge el comunicado.
Caputo llevaba solo tres meses en el cargo. Un tiempo en el que el peso argentino perdió hasta el 25% de su valor. Experto en finanzas, compañero de colegio de Macri y amigo íntimo del presidente argentino, a quien deja algo más solo.
El ya expresidente del Banco Central llegaba a su puesto para intentar paliar una crisis de confianza en un país que no es capaz de salir de sus vaivenes económicos. Tampoco de detener la caída de su moneda, que se ha devaluado hasta un 50% en un solo año.
La renuncia llega, además, justo antes de que Macri y el FMI anuncien su nuevo acuerdo. Pacto por el que la entidad prestará hasta 50.000 millones de dólares a Argentina. La pregunta, eso sí, es bajo qué condiciones y si la salida de Caputo era precisamente uno de ellos.
Qué significa su salida
Con la renuncia de Luis Caputo, el peso argentino interrumpe la racha de fortalecimiento que ha vivido durante dos semanas. De hecho, a tres horas del anuncio oficial, ya había perdido un 3% de su valor.
La salida del presidente del Banco Central alimenta también la teoría de que el FMI está tomando decisiones ya en el país, como critica la oposición. Cierto o no, sin duda la renuncia es un ingrediente amargo más para el cóctel de protestas contra Macri.