Jair Bolsonaro ya es candidato oficial. El diputado del Partido Social Liberal (PSL) ha recibido este fin de semana la confirmación de su formación para presentar su candidatura a la Presidencia de Brasil, que celebrará elecciones el próximo mes de octubre en un contexto de total polarización e incertidumbre.
Bolsonaro, de 63 años, es el principal exponente de la derecha brasileña. Aunque el término derecha se le queda corto y habría que hablar de ultraderecha. Se trata de un excapitán del Ejército que apoya abiertamente la dictadura militar de 1964-85.
Este ‘Trump a la brasileña’ tiene una amplia colección de comentarios racistas, homófobos y machistas a sus espaldas. “No te violo porque no te lo mereces”, llegó a decir hasta en dos ocasiones a Maria do Rosario, que entonces era ministra de Derechos Humanos. También llamó “tortillera” a Dilma Rousseff, y en su impeachment votó a favor al comandante Ustra, conocido en la dictadura brasileña por usar técnicas de tortura como introducir ratas en las vaginas de las guerrilleras.
“A los homosexuales no se les quiere, se les aguanta”, “Mis hijos nunca serán gays ni tendrán novias negras. Los he educado muy bien” o “Las mujeres deben ganar menos porque se quedan embarazadas”, son otro de los grandes ‘hits’ del candidatos.
Sin embargo, todos estos exabruptos, unidos a constantes ataques a los periodistas, no parecen haber provocado rechazo entre los brasileños. Todo lo contrario. En 2014 se convirtió en el diputado más votado de Río de Janeiro y en apenas dos años el que era un ‘outsider’ del Congreso, tan sólo conocido por su capacidad para crear broncas, empezó a coquetear con la idea de presidir el país, con unas encuestas a su favor.
Jair Bolsonaro se presenta como el político de la anticorrupción, avalado por ser uno de los pocos no citados en el escándalo Petrobas. Promete mano dura y el retorno a los valores tradicionales de la familia heterosexual. Asegura que en su gobierno la mitad de los ministerios serían dirigidos por militares por ser “los únicos libres de corrupción”. Y defiende la pena de muerte, la castración química y el fin del estatuto de desarmamento que prohíbe a los brasileños tener armas en sus casas. “Tenemos que poder defendernos de los bandidos, debemos hacer como los norteamericanos”, afirma.
LAS ENCUESTAS LE SONRÍEN
Jair Bolsonaro es ahora mismo el favorito para ganar las elecciones de octubre. Tiene garantizados más votos hoy que ningún otro candidato, a excepción del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, preso por corrupción desde hace cuatro meses y cuya candidatura será muy probablemente invalidada por la justicia electoral.
Mientras Lula sobrepasa el 30% de intención de voto, el exmilitar llega al 20%. A la espera de que se verifique la solidez de los sondeos, el “fenómeno” Bolsonaro mantiene en vilo a Brasil, después de la experiencia de Donald Trump en Estados Unidos.
Según explica en ‘El Mundo’ la profesora de Relaciones Internacionales de la UNIFESP, Esther Solano, hay al menos cuatro puntos en los que Jair Bolsonaro coincide con el presidente norteamericano: “Ambos forman parte de la nueva derecha pop, que tiene una cara más joven, rebelde, que no se identifica con el ‘mainstream’ político. Además los dos se definen como heterosexuales blancos que son víctimas de las minorías de homosexuales, mujeres y negros que les acosan al exigir nuevos derechos. Su discurso es de odio pero lo maquillan bajo la idea de libertad de expresión”.
El uso que hace de las redes sociales y los constantes ataques a los medios de comunicación, a quienes acusa de ‘fake news’ cada vez que le nombran, serían otros de los parecidos con Trump.