La celda de Lula da Silva en la sede de la policía federal en Curitiba es ya un hervidero de visitas. Pero podrían multiplicarse en los próximos días porque será, sin duda, el centro de operaciones de su campaña electoral. El expresidente de Brasil tiene claro que quiere ir a las próximas elecciones y ganarlas. Aunque la Justicia podría determinarle otro destino.
La mesa de su celda se ha convertido en un despacho por el que pasan senadores, abogadores, familiares y un largo etcétera de personal.
Muchos de ellos le hablarán, sin duda, de las elecciones presidenciales de octubre, a las que es candidato. Y lo es desde el pasado miércoles, cuando le apuntaron desde su partido, el PT. Además, es sin duda el gran favorito, con bastante diferencia. Y aunque hacer la campaña desde su celda no es lo ideal, están convencidos de que dará sus resultados.
Mientras los otros 12 candidatos recorren el país y conceden entrevistas a diario, Lula tiene prohibido hablar con la prensa. Y, preso, lógicamente, tampoco puede hacer campaña a pie de calle.
Tampoco puede acudir a debates, enviar mensajes grabados o difundir vídeos. Tiene que liderar su campaña desde su celda de 15 metros cuadrados. Su partido ha comenzado a proyectar imágenes de archivo de Lula y repartir máscaras con la cara del expresidente.
Pese a ello, su coordinador de campaña sigue trabajando para conseguir que pueda salir y hacer su campaña al uso. De momento, eso sí, sólo pueden comunicarse a través de los abogados de Lula.
Justicia
En Brasil ya hablan de la estrategia que Lula está siguiendo. Pocos se creen que se inscribiera como candidato solo para echarle un pulso al sistema. Sobre todo, porque es cuestión de tiempo que el Tribunal Electoral eche por tierra su candidatura.
Sin embargo, cada segundo es esencial. Cuanto más tarden en ilegalizar su candidatura, menos votos se perderán. Y todos saben ya que será su número dos, Fernando Haddad, el candidato oficial.
Su campaña, por tanto, es para conseguir acercarse como favorito al 17 de septiembre, día límite para la Justicia. En cuanto anuncien el veto para Lula, el PT tendrá una semana para anunciar al nuevo candidato. Además de otros tres días para recurrir la decisión judicial.
Mientras tanto, Lula da Silva seguirá haciendo campaña desde su celda.