La ONU ha pedido ya que se evite “un baño de sangre”. Desde EEUU se habla de una “potencial tragedia”. Todas las alarmas han saltado en Idlib, el último bastión de los rebeldes que combaten al gobierno de Bashar al Asad en Siria. La ciudad está en el punto de mira del gobierno y de su gran aliado, Rusia. Y es que la batalla aquí podría ser la definitiva para la guerra que se libra en el país desde hace 7 años.
La toma de esta zona podría poner fin al conflicto. Por eso, tanto el gobierno como sus aliados preparan una gran ofensiva en Idlib. Mientras la comunidad internacional pide contención, parece que fuerzas rusas han comenzado ya a bombardear.
La importancia de Idlib
Esta provincia siria es el último gran bastión de los rebeldes y los grupos yihadistas que han tratado de derrocar al presidente Al Asad. Según la ONU, en Idlib viven casi 3 millones de personas. De todas ellas, un millón son niños. Más de la mitad de sus ciudadanos llegaron allí tras ser evacuados de otras zonas del país.
Comparte frontera norte con Turquía y está dotada de importantes carreteras hacia el sur. Si el gobierno consigue tomar Idlib, dejará a los rebeldes con pocos territorios bajo su control. Sería un golpe casi definitivo y el inicio del fin de la guerra.
Después de 7 años de guerra, los ataques aéreos rusos y el apoyo de Irán han ayudado al ejército sirio a derrotar a los rebeldes en otras partes del país. Fue el pasado 30 de agosto cuando el ministro de Exteriores del país, Walid Muallem, aseguró que “liberar” a Idlib era una prioridad.
Aunque han asegurado que querían evitar la muerte de civiles, también han dicho estar dispuestos a recuperar Idlib a cualquier precio.
Operación militar
Una operación militar a gran escala podría tener consecuencias devastadoras para la provincia. Cientos de miles de personas viven ya en duras condiciones. El hacinamiento y la falta de servicios básicos es el día a día de muchos en Idlib.
De hecho, la ONU ya ha advertido de que podría crear una “emergencia humanitaria a una escala nunca antes vista”. hasta 800.000 personas podrían verse desplazadas. Y ni siquiera se sabe a dónde, pues Turquía hace tiempo que cerró su frontera. Además, ciudades cercanas como Afrin y Jarabulus están sobrepasadas y muchos partidarios de la oposición temen ser detenidos si pasan a territorios controlados por el gobierno sirio.
Desde la ONU se ha pedido ya que se evite el ataque. Y se han propuesto dos opciones. La primera, tratar de ganar tiempo y encontrar una solución política. Y la segunda permitir la salida segura de los civiles.
Turquía ha instado también a postponer la situación. Tanto el país como los líderes de Siria, Rusia e Irán se han reunido para analizar lo que está pasando.