- El Ministerio de Sanidad ha acreditado la formación de residentes para los Servicios de Urología, Oftalmología, Medicina Interna, Cirugía General, Traumatología y Radiología, así como de Medicina Familiar y Comunitaria
- Los nuevos facultativos se llevarán a cabo su programa de formación durante un periodo que se prolongará de cuatro a cinco años, dependiendo de la especialidad
El Hospital Universitario General de Villalba, perteneciente a la red sanitaria pública de la Comunidad de Madrid, inicia este año la formación a médicos residentes. “Para nosotros, como hospital, es una gran noticia”, se congratula el Doctor Felipe Navarro, jefe de estudios y del Servicio de Cardiología del centro, que asegura que “conseguir las acreditaciones del Ministerio de Sanidad para convertirse en un hospital formador en este ámbito ha sido un trabajo arduo que, afortunadamente, se ha visto recompensado”.
Concretamente, las autoridades sanitarias han acreditado la formación de residentes para los Servicios de Urología, Oftalmología, Medicina Interna, Cirugía General, Traumatología y Radiología del Hospital Universitario General de Villalba, además de para cuatro residentes de Medicina de Familia y Comunitaria para el área de Atención Primaria de su zona de salud. “En principio, hemos solicitado aquellas acreditaciones para las que creemos que estamos mejor preparados, y probablemente el año que viene tengamos algunas más en las que estamos trabajando”, apunta el especialista.
El hospital, listo para formar a residentes
El Ministerio de Sanidad evalúa múltiples factores para decidir si un centro hospitalario cumple los criterios para poder formar a residentes, como la calidad de la atención, el número de consultas o cirugías que realiza, su capacidad docente, su labor investigadora… “Nuestro hospital es relativamente joven y, entre los muchos hitos que queríamos ir cumpliendo, estaba el de tener médicos residentes, pero teníamos que dejar pasar un tiempo hasta poder solicitar la acreditación”, explica el jefe de estudios del centro. Y añade: “Hemos aprovechado los últimos dos años para prepararnos y organizar la documentación que se nos requería. Ha sido un proceso largo y complicado, pero gratificante porque hemos conseguido nuestro objetivo”.
En este momento, los médicos que han terminado la carrera de Medicina y Cirugía en la universidad se encuentran en pleno proceso de elección de especialidad y hospital, y probablemente se incorporen a partir del mes de julio. “Todo nuestro personal sanitario está expectante; somos un centro que tiene muchas ganas de impartir docencia, con una plantilla que aúna juventud y experiencia”, subraya el Doctor Navarro.
El Hospital Universitario General de Villalba es un centro del grupo 2 de complejidad y tamaño medio, con una cartera de servicios amplia y donde el papel de residente puede ser más relevante que en hospitales más grandes. “Ofrecemos al médico residente la posibilidad de formarse como especialista en un entorno de alta calidad, con una gran cercanía con los facultativos y con los pacientes, algo [la relación médico-paciente] que es cada vez más importante en la práctica de la Medicina”, añade el cardiólogo.
Una buena noticia para los pacientes
La incorporación de médicos residentes al hospital villalbino no solo es una buena noticia para el centro; también para los pacientes porque, como recuerda el Doctor Navarro, el hecho de tener formación postgrado es un indicador de su calidad. “Además, los pacientes deben saber que los residentes no se incorporan de forma arbitraria, sino que hay un programa específico de formación por el que están tutorizados en todo momento y atenderán a pacientes siempre bajo supervisión. Es labor del hospital y de los médicos mantener la confianza y una buena comunicación con los pacientes”, dice.
El residente es un médico que ha terminado sus seis años de carrera en la universidad y que tiene que hacer una formación postgrado -la residencia- en un hospital para conseguir su título de especialista. Hay un programa específico perfectamente definido para cada especialidad, que va de cuatro a cinco años, dependiendo de ésta. Los residentes se incorporan de forma progresiva y tutorizada y reciben formación teórica y práctica. En un principio, el residente hace de ‘acompañante’ del facultativo pero, según pasan los meses y va sumando conocimiento y experiencia, gana en responsabilidad y autonomía. “Un médico recién incorporado tiene una supervisión total, pero a medida que pasan los años debe ganar autonomía, porque él será un especialista y debemos prepararle para ello”, explica el Doctor Navarro.
El especialista recuerda que la pandemia de Covid-19 ha demostrado que esta es una profesión fundamental y que “es vital continuar con la formación de médicos y enfermeros para dar paso a nuevas generaciones muy bien preparadas y evitar la escasez de profesionales que son tan importantes para la sociedad”.
El jefe de estudios del Hospital Universitario General de Villalba también comenta que se trata de una profesión muy vocacional porque es una actividad estresante, en la que se convive con el dolor, si bien también da muchas satisfacciones. “La residencia es una etapa apasionante para un médico, de mucho aprendizaje, mucho estudio, mucho trabajo práctico y de conocer y relacionarse con los pacientes, y esperamos que nuestros residentes se lo tomen así”, concluye.