Dinamarca pretende habilitar una isla deshabitada para recluir a criminales extranjeros pendientes de expulsión.
El programa de carácter xenófobo afecta a solicitantes extranjeros con petición de asilo rechazada. El motivo es haber cometido delitos graves y criminales. Estos extranjeros no pueden ser devueltos a sus países de origen. Bien porque no les aceptan o porque incluso algunos se arriesgan a sufrir torturas. Por eso se les conoce con el nombre de los «inexpulsables».
¿Cómo es la iniciativa y en qué consiste?
El plan fue acordado entre el Gobierno liberal-conservador y el Partido Popular Danés (DF). La normativa que ha provocado polémica es la de recluir en una isla deshabitada a todos los extranjeros que hayan cometido delitos y actos criminales. Siempre y cuando sus países de origen no acepten su regreso a casa.
La Ministra de Inmigración, Integración y Vivienda ya lo advirtió hace dos años. Støjberg remarcó que el objetivo era hacerle la vida «lo más insoportable posible» a ese grupo de extranjeros. Ahora, Støjberg arremete contra los extranjeros que han cometido actos criminales y reclama que sean controlados de forma inmediata.
Sin embargo, esta no es la única medida que propone el Gobierno danés para endurecer la política de inmigración. Dinamarca pretende dificultar la prolongación de permisos de residencia o rebajar las ayudas económicas. Sin duda, este paquete de medidas muestra el férreo compromiso del Gobierno para que los refugiados regresen a sus países de origen.
¿Cómo es la isla?
El nuevo centro que pretende recluir a los extranjeros «inexpulsables» estará situado en Lindholm, una isla al suroeste de Dinamarca. La misma isla que hace un siglo fue destinada a experimentos con enfermedades contagiosas para animales.
El Gobierno danés destinará más de 100 millones de euros en labores de limpieza de la misma. Esta medida retrasará la operación, por lo que el centro para internos con más de un centenar de plazas no estará listo hasta 2021.
Repercusión
La propuesta ha generado una gran controversia mundial. El Instituto de Derechos Humanos ha considerado la medida «al borde de la legalidad». Defienden que la medida perjudica a personas que han cumplido condena y deben ser puestas en libertad.
Además, el secretario general de la ONG Ayuda al Refugiado, Christian Friis Bach ha mostrado preocupación y ha asegurado que las medidas destruirán familias.
¿Por qué ahora y por qué en Dinamarca?
Todo empezó tras la oleada de refugiados con destino a Europa. Hace tres años, el Gobierno de Rasmussen endureció aún más la estricta política de asilo y extranjería que aún impera en Dinamarca.
En 2016 se construyó un centro para recluir a los «inexpulsables» en Kærshovedgård (península de Jutlandia). Por lo tanto, habilitar un centro con la misma finalidad no sería un caso aislado, pero sí un aumento de dureza al borde de la legalidad.
La medida de llevar a extranjeros criminales a una isla fue sugerida y rechazada en el año 2000. Sin embargo, tras los problemas de delincuencia que acontecen hoy en Dinamarca, el Gobierno ha decidido ponerla nuevamente sobre la mesa.
Quizás, la única diferencia y no menos importante respecto al anterior intento es que esta vez puede ser finalmente aprobada.