Los disturbios sociales en Chile hicieron que el país renunciara a acoger la cumbre del clima. Madrid puso en marcha rápidamente la logística para organizar un encuentro mundial con el que se pretende forzar a los gigantes económicos a actuar ya contra el calentamiento global. La COP25 Madrid arranca este lunes con representantes de 196 países. Y con el objetivo de profundizar en las negociaciones para hacer plenamente efectivo el acuerdo de París de 2015.
El anuncio de la Administración Trump de abandonar ese acuerdo será sin duda uno de los ejes principales de esta Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25).
Hace cuatro años, en París, se llegó por primera vez a un acuerdo mundial para poner freno al cambio climático. Se sentaron las bases para que todos los países se pongan manos a la obra para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Por eso, ahora se quieren relanzar nuevas promesas de acción, que se tendrán que hacer efectivas el año que viene. También intentar organizar los mercados de carbono y evaluar la colaboración financiera.
La sesión inaugural contará con medio centenar de jefes de Estado o de Gobierno. Solo de la UE ya asistirán una quincena de primeros ministros. De Latinoamérica no se lo perderán presidentes como Macri (Argentina) o Moreno (Ecuador). Y de EEUU llegará una delegación de 16 congresistas y senadores, encabezada por Nancy Pelosi, la presidenta de la Cámara de Representantes.
Informes alarmantes
La COP25 Madrid se celebra meses después de los diversos informes científicos que alertan de la gravedad de la situación. Todos ellos concluyen que para contener en este sigo la subida de la temperatura por debajo de 1,5º C, las emisiones de gases deben reducirse un 45% para el año 2030 respecto a los niveles de 2010.
Una meta ambiciosa que se vuelve más comprometida a largo plazo, ya que sería el paso intermedio. El objetivo es alcanzar un balance de emisiones cero al año en 2050. Las que se arrojen a la atmósfera tendrán que quedar compensadas con bosques u otros sumideros que los neutralicen.
Para lograrlo, lo primero es una transición rápida en casi todos los sectores de la actividad humana. Desde la energía a la agricultura pasando por los transportes. Según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente, las emisiones mundiales deberían bajar un 7,6% cada año entre 2020 y 2030 para contener la subida de temperatura. Sin embargo, a día de hoy, las grandes economías se están saltando los compromisos de París. De hecho, en la UE, solo 10 de los 28 países están en condiciones de alcanzar las metas prometidas.
Presión social
La COP25 Madrid estará marcada por la presión social que la precede. Este año se han organizado importantes y multitudinarias movilizaciones sociales. La joven adolescente Greta Thunberg se ha erigido como capitana de la cruzada para reclamar a los gobiernos planes más ambiciosos contra el calentamiento global.
Llegará a Madrid desde Lisboa, donde atracará con un catamarán. Por eso,su presencia no se espera hasta la segunda semana de cumbre.
La UE lidera esta cumbre plenamente comprometida. La lista negra, en cambio, la encabeza EEUU. Su salida del Acuerdo de París se hará oficial en 2020, solo un día después de las elecciones presidenciales. En caso de que Trump no sea reelegido, podría haber posibilidades de que permaneciera.
El caso más grave, sin embargo, es el de China, el primer emisor. Tras unos años impulsando energías renovables, ahora se ha lanzado a la construcción indiscriminada de centrales de carbón. Esgrimen a la guerra comercial con EEUU para justificar esta marcha atrás. India, Rusia y Japón también viven en la indefinición al respecto. Y países como Brasil o Australia se han puesto del lado de los que niegan el cambio climático.