“Inaceptable”. Así ha calificado el Parlamento Europeo la propuesta presentada esta semana por Boris Johnson. Igual que el Gobierno irlandés, la UE deja las cosas donde estaban. Todo más cerca del plazo final tras el cual se producirá un Brexit duro. Bruselas, eso sí, deja abierta la puerta para seguir negociando.
Desde la UE consideran el plan de Johnson un intento de crear las condiciones para poder decir que un Brexit sin acuerdo será inevitable y, además, responsabilidad de Europa. La realidad es que los 27 le han devuelto la patata caliente al primer ministro británico. Y aseguran que esperan nuevas propuestas de Londres porque “son ellos que se quieren ir, no nosotros”.
El Gobierno de Dublín ha reiterado que la propuesta “no es congruente con el Acuerdo del Viernes Santo”. El principal problema radica en si se alzará o no una frontera otra vez. Y si esa salvaguarda estará en manos exclusivamente del parlamento regional de Belfast.
Apoyo a Irlanda
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, ha mostrado su “apoyo total” a Irlanda. Lo hizo en dos llamadas. La primera, a Boris Johnson, para decirle que “seguimos abiertos, pero todavía no estamos convencidos”. Y la segunda al primer ministro de la República de Irlanda, Leo Varadkar, para mostrarle su respaldo.
Está previsto que este próximo martes el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, visita a Johnson en Londres. Quizá sea la última oportunidad para dar con un acuerdo y evitar el Brexit duro.
