Han pasado 77 días exactamente, dos meses y medio, desde que Wuhan decretara el cierre total de la ciudad por el coronavirus. El confinamiento de sus habitantes llega a su final este 8 de abril, pudiendo volver a la vida normal, aunque con condiciones. No lograron parar la pandemia, que ya se había extendido, pero el encierro logró contenerla en la ciudad y en la provincia de Hubei, a la que pertenece.
Se calcula que cinco millones de habitantes huyeron antes de echar el cierre. Por lo que los 5 millones restantes son los que hoy cantan victoria y pueden viajar a otras partes del país. Lo harán, eso sí, con cierto control. Y es que China no quiere repetir la oleada de contagios.
Para ello, los ciudadanos que quieran salir de Wuhan tendrán que acreditar que están sanos. Lo harán mediante certificados médicos o con códigos QR de salud en sus móviles. Éstos han sido generados por app que controlan su historial sanitario, sus movimientos y sus contactos. Para viajar a Pekín, además, tendrán que someterse a la prueba específica del Covid-19.
Primeros viajes
Fue a medianoche cuando se abrieron todos los peajes de las autopistas. Y a las 06:25 horas de Wuhan (00:25 horas peninsular española) salía el primer tren con pasajeros de la estación de Hankou. Con destino a Jingzhou, también en la provincia de Hubei. Tal ha sido la expectación nacional e internacional que había más periodistas que viajeros en el andén.
También despegaba el primer avión del aeropuerto de la ciudad. Los pasajeros tenína que mostrar su código QR verde antes de acceder a los mostradores de facturación.
A las habituales mascarillas, que en China tienen un uso extendido, se suman también los monos de protección. Muchos han decidido llevarlos para evitar contagios.
