La Fiscalía de Arabia Saudí ha pedido la pena de muerte para la activista Israa al Ghongham y otros cuatro compañeros. Todo, por defender los Derechos Humanos. La joven podría ser la primera mujer en morir por ello.
Actualmente, están siendo juzgada por un tribunal de terrorismo de Arabia, pese a que sus cargos son por activismo pacífico. Así lo ha denunciado la organización Human Rights Watch (HRW).
Israa es, por tanto, la primera mujer que se enfrenta a pena de muerte. Está acusada, entre otras cosas, de incitar a protestar, cantar canciones hostiles al régimen y participar en protestas.
Los cinco activistas, incluida Ghongham, han estado detenidos en prisión preventiva. Y, según denuncia HRW, sin acceso a representación legal durante dos años. Algo inconcebible, pues su juicio se llevará a cabo el 28 de octubre. Poco tiempo para poder preparar el caso y salvarles de una muerte casi segura.
«Buscar la pena de muerte para activistas como Israa, que ni siquiera está acusada de comportamiento violento, es monstruoso», ha señalado la directora de HRW para Oriente Próximo, Sarah Leah Whitson.
Israa al Ghongham
La joven es una activista chií conocida por su participación y documentación de manifestaciones masivas. Protestas que comenzaron en el año 2011 y en las que se pedía el fin de la discriminación entre chiíes y la mayoría suní que vive en Arabia Saudí.
De ser condenada, el ejemplo de Israa complicaría la vida de otras mujeres activistas actualmente detenidas.
