La posible liberación del expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, ha desencadenado una batalla judicial en el país que, por el momento, mantiene en prisión al mandatario, condenado a 12 años de cárcel por los delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales por aceptar un tríplex de lujo en Sao Paulo como pago de la constructora OAS por sus favores políticos.
El juez de apelación Rogerio Favreto, del Tribunal Regional Federal-4, una corte de segunda instancia, ordenaba a primera hora del domingo la puesta en libertad urgente de Lula, preso en Curitiba desde el pasado 7 de abril. El magistrado le concede el Habeas Corpus, una figura jurídica a la que recurren quienes consideran que su detención es ilegal. Su decisión, sin embargo, no se ha llegado a ejecutar.
El juez Sérgio Moro, responsable del caso Petrobras en primera instancia y quien condenó a Lula, dictó un auto en el que cuestionaba la competencia del magistrado que ordenó la excarcelación. Un tercer juez, João Pedro Gebran Neto, responsable del ‘caso Lula’ en segunda instancia, intervino y bloqueó la orden de excarcelar el expresidente. Pero Favreto insistió en su decisión y volvió a decretar otra vez la liberación del político, dando un plazo de una hora para su salida de prisión.
Le tocó solucionar el conflicto al juez Carlos Eduardo Thompson Flores, el presidente del tribunal. Y finalmente decidía a última hora del domingo mantener a Lula en la cárcel.
SU PRESENCIA EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES, EN EL AIRE
Gleisi Hoffmann, presidenta nacional del Partido de los Trabajadores (PT), la formación del expresidente brasileño, ha señalado que “están haciendo todo lo posible” para que no sea excarcelado porque “tienen miedo de que salga y gane las elecciones”. “Lula va a ganar, ellos no tienen liderazgo ni político ni popular. Lula es el liderazgo de este país”, ha asegurado.
Hoffman también ha llamado al pueblo brasileño a salir a las calles y ha anunciado que el partido tendrá una reunión y que iniciará una gran movilización. “Tenemos que tener manifestaciones en todos los lugares del país, frente a la justicia federal, para hacer frente a las instituciones públicas por la liberación de Lula y por la esperanza de un pueblo que está cansado de pagar cuentas desiguales, cansado del desempleo”, ha añadido.
Lula encabeza todas las encuestas de cara a las próximas presidenciales, que se celebrarán el próximo mes de octubre. Sin embargo, el Tribunal Superior Electoral podrá suspender la candidatura a partir de agosto debido a su condena en segunda instancia.
El expresidente a agotado prácticamente la segunda instancia y solo le queda acudir a los altos tribunales para revertir la condena. Pero una condena en segunda instancia ya es suficiente para impedir que una persona se presente a unas elecciones, según la legislación brasileña. Aun así, el Partido de los Trabajadores, que ha apostado por el discurso de que el expresidente es un preso político, insiste en su candidatura.
