El Senado de EEUU abrió sus puertas para escuchar a Christine Blasey Ford, la primera mujer que denunció a Brett Kavanaugh de acoso sexual. Blasey ofreció su duro testimonio, asegurando que recordar todo al cien por cien y que «grité, creí que me iba a violar».
Donald Trump, quien aseguró que podría cambiar de opinión y retirar a Kavanaugh como candidato al Supremo, siguió el testimonio de Blasey en el avión presidencial.
La mujer se enfrentaba a un «juicio de opinión pública» en la Cámara Alta. Después de ella, Kavanaugh. Ambos acudían para presentarse como «el testigo más creíble». Aunque los detalles del supuesto abuso sexual ya se habían revelado en la prensa americano, Blasey lo recordaba ante su audiencia.
Treinta años después, es imposible presentar pruebas físicas. Pero la dureza y sobrecogedor testimonio de Christine no dejó indiferente a nadie. «Me empujaron a una habitación y Brett se puso encima de mí», explicaba Blasey. «Empezó a tocarme con sus manos. Se reía», contaba. «Grité, creí que me iba a violar», proseguía. «Grité y me tapó la boca. Creí que Brett me iba a matar por accidente», reconoció la mujer.
En su testimonio también recordó que subieron la música en la habitación para que nadie en el resto de la casa pudiese escuchar lo que estaba allí sucediendo. En un momento dado, consiguió escapar y se escondió en el baño. Sólo salió, aseguró, cuando oyó a Kavanaugh y su amigo bajar las escaleras chocándose con las paredes en medio de la borrachera.
Se esperaba con interés la reacción de los senadores republicanos. Y su presidente la escenificó por todos ellos. Chuck Grassley dejó a Kavanaugh a los pies de los caballos. Por su parte, los demócratas reconocieron la valentía de Ford para contar su historia.
La respuesta de Kavanaugh
Después del duro testimonio de Blasey, era el turno de Kavanaugh. Aseguró que no piensa «retirar la candidatura» al Supremo. «El proceso de confirmación se ha convertido en una vergüenza nacional», dijo llorando antes de negar los hechos.
«Niego categórica e inequívocamente la alegación contra mí de la señora Ford (…). Vengo aquí a limpiar mi nombre. Mi familia y mi nombre han sido total y permanentemente destruidos», subrayó Kavanaugh.
Antes de eso, había hecho llegar una declaración escrita. «El abuso sexual es terrible. No es moral. Es ilegal. Va en contra de mi fe religiosa», escribió, negando las acusaciones.
El comité, tras oír a las dos partes, votará este viernes. Trump mostraba su escepticismo y enviaba un mensaje contradictorio. Eso sí, en Twitter dejó claro su apoyo a Kavanaugh.