La creciente tensión entre Europa y Estados Unidos se ha intensificado tras las recientes declaraciones de Donald Trump, quien insinuó su intención de anexar Groenlandia a través de presión económica e incluso fuerza militar. El presidente electo, que asumirá el cargo el 20 de enero, ha despertado fuertes críticas de líderes europeos, quienes consideran estas afirmaciones una amenaza al orden internacional.
El canciller alemán, Olaf Scholz, aprovechó una comparecencia en Berlín para recordar que “el principio de la inviolabilidad de fronteras está vigente para todos los países, sean grandes potencias o naciones pequeñas”. Sin mencionar directamente a Trump, Scholz dejó claro que este principio es la base del Derecho Internacional y subrayó que la reciente victoria del republicano ha generado preocupación en la Unión Europea. “Este principio no es negociable y constituye una base de nuestro orden pacífico”, declaró, mientras destacaba la necesidad de una postura común en Europa para defenderlo.
Desde Francia, el ministro de Exteriores, Jean-Noël Barrot, mostró un tono igualmente contundente. En una entrevista con France Inter, advirtió que Europa no tolerará ataques a la soberanía de sus fronteras. “Somos un continente fuerte, y debemos reforzarnos para hacer frente a cualquier tipo de intimidación”, afirmó, aludiendo a las crecientes tensiones derivadas del discurso expansionista del mandatario estadounidense.
La primera ministra danesa, Mette Frederiksen, también reaccionó con firmeza, reiterando que “Groenlandia no está en venta, ni lo estará en el futuro”. Este territorio, conocido por sus vastos recursos naturales y su estratégica ubicación geopolítica, ha sido objeto de interés de Trump desde su primer mandato, pero sus intenciones han provocado indignación tanto en Dinamarca como en el resto de Europa.
Consenso en la Unión Europea
En Bruselas, crece el consenso de que las amenazas de Trump representan una oportunidad para fortalecer la defensa europea y avanzar en su autonomía estratégica. Aunque las probabilidades de que Donald Trump concrete una acción directa contra Groenlandia son bajas, los líderes europeos coinciden en que el discurso beligerante del futuro presidente estadounidense marca el inicio de un periodo de tensiones que requerirá unidad y determinación.