La primera reunión entre el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo ucraniano, Volodímir Zelenski, ha terminado de manera abrupta y sin la firma del esperado acuerdo sobre la explotación conjunta de minerales en Ucrania. El encuentro, que se celebró en el Despacho Oval de la Casa Blanca, se desarrolló en un clima de gran tensión y estuvo marcado por las declaraciones públicas inusualmente duras por parte del mandatario estadounidense.
Trump, en un tono inédito en una reunión diplomática de este nivel, reprochó a Zelenski su postura ante el conflicto con Rusia y lo acusó de «jugar con la tercera guerra mundial». Además, afirmó que su interlocutor «no está preparado para la paz» y canceló la rueda de prensa conjunta que estaba prevista tras el encuentro. Poco después, reforzó su mensaje en redes sociales, declarando que el líder ucraniano había sido «irrespetuoso» con Estados Unidos.
La tensión escaló rápidamente y desembocó en la salida anticipada de Zelenski de la Casa Blanca, dejando en suspenso la firma del acuerdo sobre minerales. Dicho pacto contemplaba la participación de empresas estadounidenses en la explotación de recursos naturales ucranianos, un factor clave para la reconstrucción económica del país tras la guerra.
Reacciones internacionales y consecuencias políticas
El desencuentro entre ambos líderes ha generado incertidumbre sobre el futuro del apoyo de Estados Unidos a Ucrania en el conflicto con Rusia. La reunión de emergencia convocada por el primer ministro británico, Keir Starmer, con líderes de la Unión Europea y la OTAN este domingo en Londres cobra ahora mayor relevancia. El objetivo de este encuentro será evaluar los próximos pasos en la estrategia occidental hacia la guerra y el papel que desempeñará Washington.
La posición de Trump ha generado preocupación en los aliados europeos, ya que ha evitado comprometerse con nuevas garantías de seguridad para Kiev y ha reiterado que Estados Unidos no enviará tropas a la región. Su postura coincide con algunos argumentos expuestos por el Kremlin, lo que ha reforzado la impresión de que Rusia es la principal beneficiada de este deterioro en las relaciones entre Washington y Kiev.
Por su parte, Zelenski intentó mantener una actitud conciliadora durante el encuentro y recordó que su país ya había firmado acuerdos previos con Moscú que no fueron respetados, en referencia a los pactos de Minsk. No obstante, la tensión no disminuyó, especialmente tras la intervención del vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, quien respaldó la necesidad de explorar una solución diplomática con el presidente ruso, Vladímir Putin.
Un cambio en la estrategia de Washington
El incidente pone de manifiesto un giro en la estrategia de la administración Trump respecto a Ucrania. Mientras que en los últimos días había insinuado que negociaría con Moscú para que Kiev recuperara parte del territorio ocupado por Rusia, sus críticas directas a Zelenski y la falta de compromiso con una «red de seguridad» para Ucrania han generado dudas sobre el rumbo de la política exterior estadounidense.
Las declaraciones recientes de Trump, en las que acusó falsamente a Zelenski de ser «un dictador sin elecciones» y de «iniciar» el conflicto, han alimentado la percepción de que su administración está reduciendo su respaldo a Kiev. En contraste, Ucrania argumenta que su legislación impide la celebración de elecciones bajo la ley marcial y que el conflicto se inició con la ocupación rusa de Crimea en 2014, seguida por la invasión a gran escala en 2022.
