El 28 de marzo de 2025, un terremoto de magnitud 7,7 sacudió el centro de Birmania (Myanmar), con epicentro cerca de la ciudad de Mandalay. El sismo causó la destrucción de numerosos edificios y dejó un saldo de más de 2.000 muertos y alrededor de 4.000 heridos, según informaron las autoridades locales.
El impacto del terremoto se sintió en países vecinos como Tailandia, Laos, Vietnam, Bangladés y China. En Bangkok, Tailandia, el colapso de un edificio en construcción provocó la muerte de al menos 17 personas, con 80 desaparecidos y 32 heridos.
Las operaciones de búsqueda y rescate se intensificaron en las áreas afectadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) envió casi tres toneladas de suministros médicos y planifica un segundo envío. Países como China e India comprometieron ayuda y desplegaron equipos de rescate y suministros médicos para asistir a los damnificados.
Ayuda internacional
La Unión Europea anunció ayuda financiera para apoyar las labores de socorro. La Cruz Roja alertó sobre el riesgo de «crisis secundarias» debido a las altas temperaturas y la inminente temporada de monzones.
La situación en Birmania se complica por la guerra civil en curso, con informes de bombardeos en zonas afectadas por el terremoto, lo que dificulta las labores de rescate y asistencia humanitaria.
En Tailandia, la primera ministra Paethongtarn Shinawatra regresó a Bangkok para coordinar la respuesta al desastre. Se declararon zonas de desastre y se habilitaron parques para alojar a las personas desplazadas. El Ministerio de Educación ordenó el cierre de escuelas en todo el país.
Las autoridades continúan evaluando los daños y coordinando esfuerzos para atender a las víctimas y reconstruir las áreas afectadas. Se espera que el número de víctimas aumente a medida que avanzan las labores de rescate.