El número de personas con inseguridad alimentaria grave casi se ha cuadruplicado en Centroamérica, de unos 2,2 millones hace dos años a 7,9 millones en la actualidad, advirtió hoy el director regional del Programa Mundial de Alimentos (PMA) para América Latina y el Caribe, Miguel Barreto.
La pandemia y los confinamientos ordenados para hacerle frente en 2020, seguidos casi inmediatamente de fuertes huracanes como el Eta y el Iota el pasado noviembre, han sido algunos de los principales factores para que la emergencia humanitaria aumente en esa región, explicó Barreto en rueda de prensa. La ONU ya advirtió que tras la pandemia se desatarían hambrunas de «proporciones bíblicas».
«La cara de la pobreza en Centroamérica ha cambiado, está afectando a personas de todos los países, no solo de algunas áreas, y cada vez más a zonas urbanas», subrayó.
Los huracanes dejaron sin hogar o sustento a unos 6,6 millones, y este número podría llegar hasta los 7,3 millones en los próximos tres meses, en una región donde el 50 % del empleo es informal, y por tanto muy vulnerable a desastres naturales o a las medidas sanitarias derivadas de la pandemia.
«La situación es muy precaria y anticipamos una recuperación lenta, principalmente porque los campos de cultivo se han visto muy afectados», lamentó Barreto.
La situación ha aumentado la cantidad de personas con intención de emigrar, una medida que aunque considerada como de último recurso se plantean el 15 % de los encuestados en la región (más del doble que en 2018).
El año pasado, el Programa Mundial de Alimentos aumentó sus operaciones en Centroamérica y gastó 509 millones de dólares para atender las necesidades en la región, que beneficiaron a 1,9 millones de personas, un número que esperan aumentar a 2,6 millones en 2021.
«Es crítico invertir en desarrollo y expandir programas sociales de protección para incluir a los grupos más vulnerables y que así tengan una red de seguridad en tiempos de emergencia. Nadie se tiene que quedar atrás», concluyó Barreto.