El primer ministro Boris Johnson se halla a un paso del abismo tras conocerse que las fiestas y reuniones sociales, siempre regadas con alcohol, no pararon en Downing Street ni siquiera en los momentos más lúgubres de la pandemia. El Reino Unido asiste atónito a toda una serie de revelaciones que parece poner en jaque al Ejecutivo de Boris Johnson, quien parece abocado a tomar sus primeras medidas para limpiar su imagen.
‘Partygate’ pone en jaque la popularidad de Johnson
Si los últimos meses de 2021 ya habían sido complicados para él, con escándalos por corrupción y desgobierno, ha sido el llamado «Partygate» (el escándalo de las fiestas) lo que amenaza con derribar un gobierno que aún goza de una vasta mayoría parlamentaria y, hasta hace no tanto, del respaldo de buena parte de la población.
La evidencia de que Downing Street era escenario de celebraciones, en las que hasta llegó a participar el primer ministro en al menos una ocasión, ha obligado a Johnson a pedir disculpas en el Parlamento, y también directamente a la reina Isabel II por dos festejos que tuvieron lugar en pleno luto nacional por su marido, Felipe.
El presidente del Partido Conservador, Oliver Dowden, reconoció este domingo que «debe abordarse la cultura» imperante en la sede del Ejecutivo.
Fue bajo el mandato de David Cameron cuando se instauró la tradición de cerrar la semana con el «vino de los viernes», pero la costumbre no solo perduró durante la covid, sino que el alcohol pasó de llegar en una maleta a hacerlo en un frigo con capacidad para 34 botellas.
«El primer ministro está contrito y arrepentido por lo que ha sucedido, pero también está decidido a garantizar que no vuelva a suceder y a abordar la cultura subyacente en Downing Street», dijo Dowden, exministro de Cultura, en una entrevista en la BBC.
«Operación Carne Roja» para salvar los muebles
Apuntó así hacia el conejo en la chistera que, según la prensa británica, Johnson se apresta a sacar para capear la tormenta: una remodelación en profundidad de su equipo acompañada por una batería de medidas populistas, que ha sido bautizada como «Operación Carne Roja».
Al margen de los cambios de personal, Johnson planea medidas como prohibir el consumo de alcohol en Downing Street; congelar durante dos años la tasa que se cobra a los ciudadanos para financiar la BBC; poner al ejército al frente de la lucha contra la inmigración irregular en el canal de la Mancha; agilizar los atascos en la sanidad pública; y levantar las restricciones contra la covid el 26 de enero.
Un informe al que todos miran
Está previsto que la alta funcionaria Sue Gray entregue el informe sobre la investigación interna que está realizando acerca de la cultura fiestera que imperaba en el complejo gubernamental.
Los miembros del Ejecutivo se aferran a ese informe, lo que ha permitido a Johnson ganar tiempo. Gray tiene fama de ser una investigadora dura e insobornable, aunque cualquier conclusión que no apunte con el dedo al primer ministro podría servirle para difuminar responsabilidades.
La mayor amenaza para el primer ministro no viene desde la oposición, minoritaria en la Cámara Baja, sino desde los propios diputados «tories», que este fin de semana han tenido que lidiar en sus circunscripciones con un aluvión de quejas por parte de sus electores y que ven en peligro sus escaños.