Cuando el ex primer ministro japonés, Shinzo Abe, fue asesinado por sus vínculos con la secta Moon el año pasado, Fumio Kishida, al frente de Japón desde 2021, tuvo que hacer una potente remodelación en su Ejecutivo. Esta fue la primera gran crisis a resolver que tuvo después de asumir la gestión de la pandemia y los desafíos de seguridad en Asia-Pacífico con las tensiones territoriales frente a países vecinos.
Nacido en Hiroshima el 29 de julio de 1957, Kishida es un político japonés que ocupó el cargo de ministro de Exteriores desde 2012 hasta 2017 bajo el gobierno de Shinzo Abe. Forma parte de la cúpula conservadora y los analistas consideran que es una figura que aporta estabilidad al país.
En septiembre se convirtió en el líder del Partido Liberal Democrático (PLD), luego de que su antecesor, Yoshihide Suga, renunciase a su cargo tras un año, en parte debido al descontento popular con su respuesta a la crisis del covid-19.
El primer ministro japonés se considera un líder continuista de las líneas generales de su partido, pero rupturista con las «políticas neoliberales» de Shinzo Abe.
Acostumbrado a pasar de puntillas por los focos mediáticos, Fumio Kishida ha destacado por su alto perfil diplomático, algo que le ha servido para seguir reforzando las relaciones entre Japón y Estados Unidos. Tal y como publica Atalayar, el primer ministro nipón se considera un líder continuista de las líneas generales de su partido, pero rupturista con las «políticas neoliberales» de Shinzo Abe.
Kishida ha afirmado que promoverá un reparto más equitativo de la riqueza apoyando a los más desfavorecidos y con el punto de mira en las grandes corporaciones del país. Además, aspira a impulsar un potente paquete de estímulos económicos que ha ido desplegando para la recuperación tras el impacto de la pandemia del Covid-19.
Carrera política antinuclear
Fumio Kishida cuenta en un haber con una importante trayectoria política en Japón. Durante su etapa como canciller fue responsable de la histórica visita de Barack Obama a Hiroshima, en la que por primera vez un líder del país autor del ataque nuclear rindió tributo a las víctimas de la mortífera arma.
El político japonés ha aspirado en contadas ocasiones a impulsar un desarme nuclear global, por lo que ha destacado a la hora favorecer políticas antinucleares, algo que podría significar que Japón pase a apoyar el Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares de la ONU, entre cuyos signatarios no están las potencias atómicas.
Relaciones con China y Corea del Norte
Japón tiene entre sus vecinos más cercanos a potencias mundiales como Rusia, China y Corea del Sur. La llegada de un primer ministro moderado según los analistas podría favorecer un acercamiento en las maltrechas relaciones diplomáticas entre China y Japón. No obstante, la equidistancia de China en la guerra de Rusia con Ucrania, y la cercanía económica de Japón con Estados Unidos colocan a los dos países en una encrucijada que puede afectar a su prosperidad económica.
Con todo ello, Corea del Sur, una variable crucial para la influencia estadounidense en Asia, tampoco pasa por su mejor momento con Japón pese a los últimos acercamientos. El reto del primer ministro japonés pasará por la capacidad de lidiar con todas las situaciones geopolíticas que rodean a su país, más aún que por el momento sortea la recesión económica y vuelve a abrir sus puertas al turismo, una de sus grandes bazas económicas.