La reciente caída de los mercados bursátiles internacionales, motivada por los aranceles anunciados por el presidente estadounidense Donald Trump, está generando consecuencias económicas significativas que afectan directamente a las personas, aunque no tengan inversiones en bolsa. La reacción inmediata de los mercados fue marcada por fuertes caídas: el índice S&P 500 de Wall Street descendió un 10% en apenas dos días, una bajada comparable solo a lo ocurrido durante la pandemia en 2020, la última gran crisis bursátil de los últimos dos años.
Los efectos de esta volatilidad en los mercados financieros se traducen en impactos concretos para las economías domésticas y globales. Aunque aparentemente solo quienes invierten en bolsa parecen afectados, la realidad indica que la incertidumbre financiera influye en decisiones económicas fundamentales que afectan a toda la población.
Impactos directos
Un ámbito especialmente sensible son las pensiones, ya sean públicas o privadas. Estas inversiones, normalmente vistas como seguras, están expuestas indirectamente a las fluctuaciones del mercado. Por tanto, el rendimiento futuro de los planes de pensión puede verse reducido a causa de prolongadas bajadas en los mercados financieros.
Otra consecuencia directa es el empleo. Sectores exportadores como el de bebidas alcohólicas, por ejemplo, anticipan pérdidas significativas de puestos de trabajo debido a la caída en la demanda provocada por los aranceles. Esto lleva a las empresas a reducir sus expectativas de producción y, eventualmente, a despedir empleados para ajustar sus costes operativos.
La caída en las bolsas también incide en el gasto de los consumidores. Cuando existe incertidumbre económica, las personas tienden a reducir sus gastos, especialmente en compras importantes como vehículos o viajes. Esta actitud prudente se convierte en un círculo vicioso que puede prolongar la desaceleración económica.
Por último, el acceso al crédito se complica en escenarios de incertidumbre financiera. Los bancos endurecen las condiciones para préstamos, tanto a particulares como a empresas, restringiendo el crecimiento económico y complicando aún más la situación financiera general.