Hay quien dice que las segundas partes nunca fueron buenas. También hay quien opina, como Joaquín Sabina, que son las mejores. Y si no, que se lo pregunten a los futbolistas brasileños Rodrygo y Vinicius Jr. en la última Champions League lograda por el Real Madrid de las segundas partes mágicas de Europa. Lula da Silva va camino de la tercera presidencia de Brasil tras un periplo judicial que le ha mantenido alejado de la política durante alrededor de siete años. 580 días permaneció en prisión por corrupción pasiva y con la imposibilidad de presentarse a las elecciones de 2018, en las que se impuso el líder del Partido Liberal, Jair Bolsonaro. A sus 77 años, tras ganar por la mínima en los últimos comicios, Lula da Silva enfrenta una serie de desafíos que pondrán a prueba su popular liderazgo al frente de Brasil.
Lula da Silva regresó a la política después de ser anuladas las sentencias dictadas contra él el pasado 8 de marzo de 2021. En el presente año, Lula oficializó su candidatura para participar en las elecciones de este año y hace unos días obtuvo su particular revancha ganando por la mínima a Bolsonaro en la segunda vuelta más ajustada de la democracia de Brasil.
Gobernar un país dividido
Entre los retos que se encontrará Lula en su tercer mandato se encuentra el más evidente: gobernar un país dividido. La crisis económica ha hecho estragos en los brasileños y una muestra de ellos es cómo asume el liderazgo del país Lula da Silva en 2022.
A diferencia de 2003, año en el que inició su primer mandato, el presidente brasileño no podrá poner en marcha un calendario progresista similar a la de sus primeros gobiernos, tal y como señala David Gómez, analista internacional de El Orden Mundial. El principal escollo que se encontrará para ello, señala en su artículo “La victoria de Lula no significa la derrota del bolsonarismo“, es la alianza electoral de Lula con centristas y liberales, que le obliga a moderar el discurso.
Los ciudadanos de Brasil siguen sufriendo la escalada de precios pese a la recuperación que ha impulsado el sector de los servicios.
El liderazgo de Lula da Silva tiene un precio. Con un parlamento más conservador que antes, sacar adelante medidas progresistas en el Congreso Nacional de Brasil tendrá dificultades añadidas. Los ciudadanos de Brasil siguen sufriendo la escalada de precios pese a la recuperación que ha impulsado el sector de los servicios y la sombra de Bolsonaro será alargada por la agenda social impulsada durante sus últimos meses en el Palacio de Planalto.
Pobreza y hambre en Brasil
El PIB brasileño creció un 1,2% en el segundo trimestre de 2022, superando todas las estimaciones, pero la pobreza y el hambre continúan azotando a gran parte de la población. Según la Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria, el número de brasileños que pasa hambre ha pasado de 19 millones en 2020 a más de 33 millones en 2022. El país ha vuelto a entrar en el mapa del hambre de la ONU, del que salió en 2014, según RTVE.
Coyuntura internacional
Lo que ocurre en Brasil afecta en el plano internacional. Y viceversa. Por eso la guerra de Ucrania ha colocado a Brasil en una posición compleja. La equidistancia brasileña con China y Estados Unidos, actores pasivos de la guerra, pero determinantes a nivel político y militar, ha recibido presiones a un lado y otro del tablero geopolítico para tomar partido.
Sin embargo, la maltrecha situación económica también obligará a Lula da Silva a ser prudente en los siguientes pasos geopolíticos que debe dar Brasil. Si la recuperación económica y la lucha contra la pobreza son prioridades importantes para el tercer mandato de Lula, también lo será su compromiso con el medio ambiente y tendrá en la selva del Amazonas una prueba para demostrarlo.
Tendrá cuatro años por delante para demostrar si su victoria por la mínima será un espejismo para la vuelta del ‘bolsonarismo‘ en 2026 o vuelve para quedarse y consolidar su popular liderazgo.
La Amazonia sufre la mayor tasa de deforestación desde 2006, según Greenpeace. En 2021 la selva amazónica brasileña perdió más de 13.000 kilómetros cuadrados de vegetación nativa y para este año se espera una cifra similar. En concreto, la estimación de la tasa oficial de deforestación en la Amazonía Legal señala que fueron deforestados 13.235 kilómetros cuadrados entre agosto de 2020 y julio de 2021.
La división, polarización, recuperación económica y lucha contra la desigualdad de Brasil serán los principales retos que afrontará Lula da Silva en su tercer mandato al frente de una de las economías más poderosas de América Latina. Tendrá cuatro años por delante para demostrar si su victoria por la mínima será un espejismo para la vuelta del ‘bolsonarismo‘ en 2026 o vuelve para quedarse y consolidar su popular liderazgo.
