Alemania ha dado un giro político tras las elecciones generales de 2025, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), liderada por Friedrich Merz, ha conseguido una victoria clara con el 28,5% de los votos, junto a su partido hermano bávaro, la CSU. Aunque la formación conservadora ha sido la más votada, no alcanza la mayoría absoluta y necesitará aliados para gobernar. Entre las posibles opciones, la más viable es una gran coalición con los socialdemócratas del SPD, con quienes suma 328 escaños, superando los 316 necesarios para formar gobierno.
Una de las sorpresas de la jornada ha sido el ascenso de la ultraderecha. Alternativa para Alemania (AfD) ha alcanzado su mejor resultado en unas elecciones generales con un 20,8% de los votos, duplicando su desempeño de 2021. La formación ultraconservadora ha celebrado este hito y ha ofrecido su apoyo a la CDU, aunque Merz ha descartado cualquier acuerdo con ellos.
En el tercer puesto, el SPD ha obtenido el 16,4% de los votos, marcando el peor resultado de su historia. Olaf Scholz ha calificado la caída como “un dato amargo”, mientras que otros líderes del partido han reconocido la magnitud de la derrota. Los Verdes han conseguido el 11,6% del apoyo, mientras que Die Linke ha resurgido con un 8,8%, logrando su mejor desempeño en Berlín.
La participación ha sido una de las más altas desde la reunificación, situándose entre el 83% y el 84%, según las proyecciones. La campaña electoral ha estado marcada por debates sobre inmigración y economía, dos de los temas que han influido en el voto de la población.
El resultado de las elecciones ha generado incertidumbre sobre la futura coalición de gobierno liderada por Merz. El alemán ha expresado su intención de formar una administración estable antes de Semana Santa, con la posibilidad de un pacto con los socialdemócratas. Mientras tanto, AfD se consolida como una fuerza clave en el Parlamento, en un escenario que podría reconfigurar el panorama político alemán y europeo en los próximos años.