Sueño Georgiano, el partido prorruso y en el poder en Georgia desde 2012, ha logrado una mayoría del 53% en las elecciones parlamentarias de este sábado, con el 71% de votos escrutados según la Comisión Electoral Central. Este resultado, que contradice las proyecciones previas, desató una oleada de críticas de la oposición proeuropea, que prevé impugnaciones y denuncia irregularidades en la jornada. Los sondeos a pie de urna preveían que Sueño Georgiano sería el partido con más votos, pero no que alcanzaría una mayoría absoluta, generando dudas sobre la transparencia del proceso.
En contraste, la coalición proeuropea Coalición por el Cambio, una alianza de partidos liberales, sorprendió con un segundo lugar y un 11,2% de los votos. Este bloque se consolidó como la alternativa más fuerte al oficialismo, mientras que Unidad, un grupo liderado por el Movimiento Nacional Unido (fundado por el expresidente Mijaíl Saakashvili), se ubicó en tercer lugar con un 9,83%. Otros partidos como Georgia Fuerte y Gajaria por Georgia también tuvieron una participación destacada, con un 9% y un 8,22%, respectivamente.
Acusaciones de la oposición
El primer ministro, Irakli Kobakhidze, celebró el triunfo con fuegos artificiales, mientras sus opositores declararon que los comicios no fueron justos. Según la oposición, los resultados difieren significativamente de los reportados en varias encuestas independientes, que asignaban a Sueño Georgiano entre un 40% y 42%, mientras que a la Coalición por el Cambio le daban entre un 13% y 18%. Estas discrepancias han generado sospechas sobre una posible manipulación en el recuento de votos.
Además, la jornada electoral enfrentó incidentes significativos. En el colegio electoral número 69, ubicado en Marneuli, un grupo de personas ingresó a la fuerza un conjunto de papeletas en una de las urnas, ante la incredulidad de los testigos. La Comisión Electoral Central anuló los resultados de esa mesa y solicitó la apertura de una investigación penal. Otros episodios de violencia en varios colegios reflejan las tensiones y el clima de desconfianza alrededor de este proceso.
División política
Las elecciones reflejan la división en Georgia entre quienes apoyan una relación más cercana con Rusia y quienes buscan integrarse con Europa y la OTAN. Sueño Georgiano fundamentó su campaña en la estabilidad y el desarrollo económico, mientras que la oposición enfatizó los riesgos de aislamiento internacional y la pérdida de derechos civiles, citando leyes recientes sobre agentes extranjeros y restricciones en la promoción de derechos LGBT+.
A pesar de la alta presencia de observadores, con 1.700 delegados de 76 organizaciones internacionales y otros 23.000 de entidades locales, la oposición asegura que las irregularidades fueron sistemáticas y ponen en cuestión la legitimidad del proceso. La presidenta Salomé Zurabishvili, quien mantiene una postura distante del gobierno, votó tempranamente y afirmó su apoyo a una «nueva Georgia», libre de influencias extranjeras y más abierta al mundo.