El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aseguró este martes que Israel ha aceptado una propuesta de alto el fuego de 60 días en Gaza, una declaración que busca dar un giro a la dinámica del conflicto y revitalizar las negociaciones en Oriente Próximo. El anuncio, hecho a través de su red Truth Social, no ha sido confirmado ni por el Gobierno israelí ni por Hamás, que mantienen el silencio tras días de mensajes cruzados.
Trump señaló que sus representantes mantuvieron una “reunión larga y productiva” con autoridades israelíes y que el plan contempla un alto el fuego durante el cual se intentará consolidar un acuerdo más amplio. En paralelo, delegaciones de Catar y Egipto actuarán como mediadores encargados de presentar una propuesta final que sirva de base para una desescalada duradera del conflicto.
La visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a la Casa Blanca, prevista para el próximo lunes, y la presencia esta semana en Washington de Ron Dermer, su principal negociador, son indicios de que se están produciendo conversaciones discretas. En Israel, el ministro de Exteriores, Gideon Saar, reafirmó la voluntad del Gobierno de alcanzar un acuerdo sobre los rehenes y una tregua, aunque destacó la falta de compromiso por parte de Hamás. Saar pidió además el respaldo de la Unión Europea para presionar a la organización palestina.
Iniciativa
La iniciativa estadounidense llega en uno de los momentos más cruentos del conflicto. Solo el lunes, más de 60 personas murieron en ataques aéreos israelíes sobre Gaza, entre ellos 22 civiles en un café frente al mar. La ofensiva israelí ha dejado más de 56.000 víctimas mortales y ha desencadenado una grave crisis humanitaria.
Mientras tanto, aproximadamente 50 rehenes israelíes continúan retenidos en Gaza desde los ataques del 7 de octubre de 2023, en los que murieron más de 1.200 personas. Según fuentes israelíes, al menos 28 de esos rehenes estarían ya sin vida.
En este contexto, la propuesta de alto el fuego representa un intento estratégico de Estados Unidos por reencauzar las negociaciones diplomáticas, generar presión internacional sobre las partes implicadas y proyectar su liderazgo regional en un año marcado por la campaña electoral. Su viabilidad dependerá en buena medida del posicionamiento de Hamás en los próximos días y de la sintonía entre Washington y Tel Aviv durante la visita de Netanyahu.
