El Frente Amplio (FA), liderado por Yamandú Orsi, ha logrado recuperar la presidencia de Uruguay, marcando el regreso de la izquierda al poder tras cinco años de gobierno del centroderechista Partido Nacional. Orsi, exintendente del departamento de Canelones y considerado el heredero político del expresidente José Mujica, se impuso con el 49,8% de los votos frente al 45,9% de Álvaro Delgado, candidato del oficialismo. Esta victoria representa un cambio político significativo, aunque moderado, que no busca romper con la estabilidad, sino introducir una renovación percibida como “segura”, lema de la campaña del FA.
El presidente saliente, Luis Lacalle Pou, reconoció rápidamente el triunfo de Orsi, felicitándolo públicamente y ofreciendo colaborar en una transición fluida. Este gesto refuerza la tradición democrática uruguaya, destacada en una región marcada por tensiones políticas. Orsi, por su parte, prometió ser un líder que fomente el diálogo y la unidad nacional, subrayando la necesidad de un debate republicano y constructivo.
Desafíos clave
La nueva administración enfrentará desafíos clave, especialmente en materia de inseguridad y pobreza. Uruguay, aunque con índices de criminalidad inferiores al promedio regional, ha experimentado un aumento de homicidios en áreas urbanas afectadas por el narcotráfico. Orsi ha planteado una estrategia de prevención comunitaria para abordar este problema.
En el ámbito económico, la prioridad será mantener la estabilidad macroeconómica y combatir la desigualdad, con un enfoque particular en la infancia, ya que uno de cada cinco niños vive en situación de pobreza. Para liderar estas políticas, Orsi ha designado a Gabriel Oddone como futuro ministro de Economía, quien buscará equilibrar el crecimiento con una distribución más equitativa del ingreso.
El Frente Amplio, aunque ha obtenido la mayoría en el Senado, deberá negociar en la Cámara de Representantes, donde le faltan dos escaños para el control absoluto. Este escenario resalta la importancia de alianzas políticas en el próximo período legislativo, incluyendo posibles acuerdos con fuerzas minoritarias, como el partido Identidad Soberana.
A nivel regional, el regreso del Frente Amplio contrasta con la reciente ola conservadora en países como Argentina y Estados Unidos. Orsi se perfila como un defensor del Mercosur, en contraste con la postura más liberal del gobierno de Lacalle Pou respecto a tratados comerciales con China.
El próximo período presidencial, que comenzará el 1 de marzo de 2025, estará marcado por el esfuerzo de Orsi por consolidar su imagen como representante de una “izquierda moderna” y dialogante, mientras enfrenta las expectativas de una población que busca mejoras concretas en seguridad y calidad de vida.