Aunque Pedro Sánchez acudía a Canadá para reforzar su agenda progresista junto a Justin Trudeau, Cataluña terminó acaparando su encuentro con le primer ministro canadiense. Y es que el escenario no podía ser más propicio, ya que se vieron en Quebec. La región es, junto a Escocia, referente en referéndum independentistas. «Es ejemplo de que la política puede buscar soluciones», aseguró Sánchez en rueda de prensa.
El presidente español ya no evita ningún charco en lo que respecta a Cataluña. Tampoco en sus gestos hacia la Generalitat. Sánchez aprovechó así su visita a Quebec para lanzar un mensaje de fondo sobre la región catalana. Además de poner a la región canadiense como ejemplo, aseguró en modo optimista que «estamos en el camino de resolver el problema».
Tampoco desautorizó a la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, que se mostraba a favor de indultar a los presos independentistas. Ni a la vicepresidenta, que planteaba que tendrían que salir de la cárcel si se alarga el juicio.
Sánchez reivindicó ante Trudeau la mejora de las relaciones con la Generalitat y llegó a hablar de indulto. «En relación con los indultos, la reflexión de la delegada del Gobierno, que yo comparto, es que en la política española, y especialmente cuando hablamos de la política catalana, falta empatía. Ha habido durante años un lenguaje grueso, de división. Hay que reivindicar la legalidad, pero se ha echado en falta la empatía. La prioridad es restablecer la convivencia», dijo en rueda de prensa.
Eso sí, el presidente español evitó hablar de revocar la condena. «El Gobierno no habla de hipótesis, sino de realidades», aseguró.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, quiso echar una mano a su homólogo español. Dijo estar seguro de que España resolverá el problema «respetando la Constitución, los derechos humanos y la libertad de expresión».
Un viaje ‘progresista’
El objetivo del viaje de Sánchez, sin embargo, no era ni mucho menos Cataluña. El presidente español quiere reforzar en esta gira de siete días su papel internacional como líder progresista.
Tras la caída del socialismo en Europa, la victoria de Trump y el giro político en Latinoamérica, son pocos ya los gobiernos progresistas con peso en el mundo. Por eso, Sánchez quiere aprovechar ese hueco para ganar espacio internacional.
Acompañado por primera vez por su mujer, Begoña Gómez, Sánchez visitará Canadá antes de Nueva York y California.
En su encuentro con Trudeau busca unir su imagen a la de un político aclamado por la prensa internacional, considerado ejemplo de tolerancia, feminismo, ecologismo y defensa de la inmigración. También de modernidad. Tanto es así que legalizará por completo en octubre el uso de la marihuana. Preguntado al respecto, Sánchez aseguró que «bastante problemas tengo».