Un Mundial perfecto. Todos estuvieron de acuerdo en que el campeonato del mundo de fútbol celebrado hace unas semanas en Rusia fue un éxito a nivel organizativo. No obstante, el presidente del país, Vladimir Putin, no ha salido reforzado de esta cita. Y las razones tienen que ver con motivos bien distintos.
Mientras todo el país estaba pendiente del torneo, el Ejecutivo de Putin aprobó la reforma de la edad de jubilación, que aumentará de forma gradual de 55 a 63 años para las mujeres y de 60 a 65 para los hombres. La polémica medida, anunciada el primer día del Mundial y que que desencadenó una oleada de protestas a principios de julio en varias ciudades rusas, ha provocado la peor crisis de confianza que Putin ha afrontado en Rusia en años.
SU POPULARIDAD CAE EN PICADO
Según una encuesta del Centro Ruso de Estudios de la Opinión Pública, la popularidad del presidente ruso ha caído de un 77% a un 63% desde las elecciones del pasado mes de marzo, donde Putin arrasó con un 77% de los votos. Ahora, sólo el 49% de los encuestados dicen que le volverían a votar si celebraran nuevos comicios.
Otra encuesta, a cargo del independiente centro Levada, indica que el 89% de los rusos está en contra del cambio de la edad de jubilación. Asimismo, preguntados los rusos por si “las cosas están yendo en la buena dirección” en el país, sólo el 46% contesta que sí.
Los índices de aprobación de Putin y su Gobierno, aunque siguen siendo elevados e comparación con otras democracias occidentales, son los más bajos desde marzo de 2014. Entonces Rusia se anexionó Crimea y una ola de fervor patriótico disparó su popularidad. ¿Qué Crimea se sacará ahora de la manga Putin para dar la vuelta a las encuestas?