El día clave para lograr un acuerdo del Brexit se acerca. A día de hoy parece poco probable que haya una solución pactada. Sobre todo, porque hay un obstáculo difícil de salvar: la frontera entre las dos Irlandas.
Londres y Bruselas no se ponen de acuerdo veinte años después de la conocida Paz del Viernes Santo. La región del Uslter, que lleva más de un año sin Gobierno, vuelve a encender todas las alarmas.
Este miércoles, Theresa May tiene una cita en Bruselas y la cuestión de la frontera irlandesa es el tema principal. Se trata de la última oportunidad de May para que su acuerdo pueda ser aceptado por los 27. De lo contrario, el Brexit duro será inevitable.
En cuanto a Irlanda, Dublín ha pedido ya que se amplíe el periodo de transición. A la vez, ha pedido una vuelta a los controles en sus infraestructuras.
Pero, ¿por qué la frontera es un obstáculo principal? La UE y Reino Unido no quieren una frontera dura. Han buscado alternativas, pero ninguna ha fructificado hasta la fecha. Irlanda no quiere volver al pasado ni poner en riesgo su estabilidad económica. Y el Ulster tampoco puede arriesgar la paz entre las dos comunidades.
Por su parte, el principal socio de May en el Gobierno, el DUP (el partido protestante irlandés), rechaza una fórmula diferente para el territorio del norte respecto al resto de Reino Unido.
El apoyo de estos diez diputados protestantes es clave. May y los unionistas de Belfast no aceptan esa fórmula de mantener una frontera invisible. Y esa debería ser la única frontera terrestre de Reino Unido, puesto que el resto serían marítimas.
Además, desde Escocia, presionan porque entienden que hay un trato diferente para el Ulster. El fin no es otro que preservar los acuerdos del Viernes Santo. Y piden por ello un estatus especial para no perder el pulso en lo económico.
En todo ello, los católicos han lanzado de nuevo la idea de reunificar Irlanda. Una posibilidad recogida en los acuerdos que cumplieron 20 años el pasado mes de abril. Sin embargo, ahora es inconcebible para los protestantes del DUP.
La frontera invisible es también inviable para los unionistas, que quieren que la región abandone la UE en las mismas condiciones que el resto del país. Creen que cualquier divergencia podría afectar a su relación con el Reino Unido.
Frontera invisible
Desde los acuerdos de paz de 1998, la frontera es invisible. Se puede viajar de Dublín a Belfast y viceversa sin control alguno. La cooperación en pueblos colindantes es evidente. Y muchos creen que poner una frontera física podría favorecer la proliferación del contrabando o las mafias.
Muchos achacan a este obstáculo el que los norirlandeses y los escoceses se opusieron al Brexit en el referéndum de junio de 2016.