En un mensaje dirigido a la nación, Emmanuel Macron declaraba este lunes el ‘estado de emergencia económica y social’. Lo hacía para abrir un debate que permita alcanzar un nuevo contrato social en Francia. Y como respuesta a las protestas de los ‘chalecos amarillos’, que han puesto en jaque a su Gobierno.
Macron se reuní antes durante cuatro horas con sus principales ministros, los sindicatos y la patronal. Todos intentaban encontrar una solución a las protestas, que comenzaron hace ya cuatro semanas contra la subida de los combustibles. Revueltas que han ido aumentando y que han terminado por pedir cambios profundos en política y economía.
En su mensaje, Macron ha querido primero condenar los disturbios que han provocado los ‘chalecos amarillos’. “Un estallido de violencia es inadmisible (…) Ningún malestar justifica un ataque a un político, a un gendarme, a un comercio o a bienes públicos”, decía el presidente francés.
Tras echarle la culpa a la “indulgencia” de algunos políticos y “oportunistas”, Macron llamaba a recuperar la normalidad en toda Francia. “Cuando la violencia se desata, la libertad cesa”, decía, pidiendo calma y orden.
Sin embargo, reconocía que “hay ira (…) y me parece que es justa”. El presidente recordaba que muchos no llegan a final de mes pese a trabajar de sol a sol. También que “las personas más frágiles no tienen su reconocimiento en esta sociedad”.
Asumía además Macron su culpa y la falta de una rápida respuesta. Y por eso ha puesto sobre la mesa una urgente contestación con un paquete de medidas. En él, entre otras cosas, el aumento del salario mínimo en 100 euros “sin que le cueste nada a los empresarios”. También el pago por las horas extra y las primas quedarán libres de impuestos. Y la subida de impuestos del próximo año queda anulada para los jubilados que cobren menos de 2.000 euros mensuales.
Contrato social nuevo
Además, Macron ha dicho que es necesario crear un nuevo contrato social para Francia. Por eso, ha convocado a todos los agentes políticos, económicos y sociales a participar en el debate, abierto por él mismo.
El presidente francés aboga por un equilibrio de la sociedad. “Necesitamos que nuestras grandes empresas y nuestros ciudadanos con más posibilidades apoyen a los demás”, ha dicho. Pese a ello, rechaza recuperar el impuesto a las grandes fortunas, evitando así una fuga de capitales.
También ha señalado que habrá reforma del sistema de pensiones y del subsidio por desempleo, así como de la ley electoral para abordar los nuevos desafíos del país. E incluso ha puesto en duda una de las señas de identidad de Francia, el centralismo, asegurando que está demasiado centralizado desde hace décadas.