Referente del conservadurismo clásico estadounidense, John McCain dejaba al partido republicano americano algo cojo tras su muerte este sábado. El senador fallecía por un agresivo cáncer cerebral a los 81 años.
Héroe de guerra, excandidato presidencial contra Obama y azote de Trump, McCain había seguido, pese a su enfermedad, en el Congreso hasta el pasado diciembre. Permaneció activo hasta el último momento. Tanto en la disidencia con el presidente como siendo la voz de la conciencia en su partido.
Fue el pasado viernes cuando su familia anunciaba que el político había pedido la interrupción de su tratamiento. Tras su muerte, las palabras de respeto y admiración por McCain se han multiplicado en filas conservadoras pero también progresistas.
Los demócratas le tenían admiración por tres momentos claves. El primero, en marzo de 1973, cuando regresó a EEUU tras cinco años de cautiverio y torturas en Vietnam. La segunda, en 2008, antes de perder las elecciones contra Obama. No dudó en defender a su rival de los ataques de una mujer, que aseguró tener miedo al candidato demócrata porque creía que era árabe. Y, por último, porque en julio de 2017, recién operado del tumor cerebral que le habían encontrado, se presentó en el Senado para votar sobre la reforma sanitaria de Trump.
No dudó, con su cicatriz y su ojo morado, hacer un llamamiento que despertó una ovación general.
Biografía
John McCain nació en 1936 en la base naval de Coco Solo, en la zona del Canal de Panamá, entonces bajo control estadounidense. Hijo y nieto de almirantes de cuatro estrellas, se hizo aviador y entró en combate en la guerra de Vietnam.
Su avión fue derribado en 1967, cuando sobrevolaba Hanoi. Ahí comenzó un cautiverio de cinco años. Por aquel entonces ya tenía mujer y tres hijos. Al regresar a EEUU se divorció y en 1980 se casaba con Cindy, quien ha estado a su lado hasta su muerte.
Comenzaba entonces una fructífera carrera política. Para algunos, demasiado apoyada en su imagen de héroe de guerra.
Sea como fuere, en 2008 intentó probar suerte para llegar a la Casa Blanca. Como número dos llevó a la exgobernadora de Alaska Sarah Palin. Una decisión que lamentaría el resto de su vida, porque le restó votos. Y porque, además, fue uno de los gérmenes del actual ‘trumpismo’ contra el que el propio McCain ha luchado.
Republicano de la vieja escuela, fue firme defensor de las armas. Ningún otro senador ha recibido tantas donaciones de la Asociación Nacional del Rifle como él en sus seis legislaturas en Washington.