Hasta ahora, Scott Morrison era el jefe de la oficina del Tesoro de Australia. Pero, desde este viernes, es el nuevo líder del Partido Liberal y se convertirá en primer ministro dentro de unos días. Morrison ha llegado al cargo en un proceso inusual y sustituirá a Malcolm Turnbull.
Fue el propio Turnbull, que llegó al poder en 2015, el que llamó a los liberales a una votación para poner fin a la crisis de gobernabilidad. Y anunció que dejaría su lugar en el Parlamento de Australia. Algo que abría la puerta a su sustitución.
Morrison ganaba esa votación por 45 votos frente a los 40 de Peter Dutton. Y será, por tanto, nuevo primer ministro del país. Pero, ¿quién es y por qué ha llegado hasta ahí?
Scott Morrison nacía en Sydney en mayo de 1968. Se licenció en geografía económica y ha pasado la mayor parte de su carrera trabajando en Turismo. Primero, como Director de la Oficina de Turismo y Deporte de Nueva Zelanda. Y, después, como Director Ejecutivo de Turismo de Australia.
Fue elegido por primera vez para la Cámara de Representantes en 2007. Después de las elecciones de 2013, que ganó el Partido Liberal, fue nombrado ministro de Inmigración y Protección Fronteriza. Después, ocupó la cartera de ministro de Servicios Sociales y, tras el ascenso de Turnbull, tesorero.
Las tensiones y rebelión interna del Partido Liberal le llevaron a presentarse como candidato para sustituir a Turnbull, ganando la votación.
La crisis de los liberales
El pasado 21 de agosto, Turnbull ponía su cargo a disposición del partido. Y Morrison tenía claro que quería ser su sustituto. Algo que acaba de lograr. Aunque en la primera votación quedó segundo, pues también se presentaba Julie Bishop, en segunda superó a su rival, Peter Dutton.
Morrison es visto por los suyos como un candidato comprometido y moderado. Y será primer ministro de Australia, probablemente, hasta acabar la legislatura.
Casado desde los 21 años con su novia de toda la vida, Jenny Warren, tiene dos hijas. Se considera un fanático del rugby. Cristiano practicante, siempre ha defendido la separación entre religión y política. “La Biblia no es un manual de política”, ha dicho en más de una ocasión.