La OMS reconoce que el mundo hay siete tipos distintos de coronavirus, incluido el Covid-19. El primero de ellos, descubierto en los años 60. Para ninguno hay vacuna ni medicamentos antivirales para prevenirlos o tratarlos. ¿Y si nunca llega a encontrarse vacuna tampoco para el Covid-19?
No sería la primera vez. Por ejemplo, en 1984, se identificaba con éxito el virus del Sida. Y aunque se aseguró que un par de años habría una vacuna, a día de hoy no existe. Los investigadores sí han conseguido hacer que la enfermedad sea crónica. No es mortal pero tampoco se cura. Los enfermos tienen que convivir con ella toda la vida.
Aunque algunos estudios aseguran que en septiembre podría estar lista la vacuna contra el Covid-19, otros muchos expertos comienzan a llamar a la calma. Señalan que las vacunas efectivas desarrolladas hasta ahora han tardado más de cinco años en completarse. Incluyendo la etapa de investigación y los ensayos clínicos en población. Y es que hay que estar seguros de su efectividad y los posibles efectos secundarios a largo plazo.
El miedo a las reinfecciones, además, ha hecho que algunos sugieran que no hay inmunidad. No se puede afirmar, dicen, que se vaya a encontrar una vacuna eficaz. Por lo que imaginan ya un escenario sin ella.
¿Y si no llega?
Al mismo tiempo que se advierte que podría no haber vacuna, se recomienda que se tracen las medidas alternativas. Una de ellas sería investigar en mayor profundidad el tema de la inmunidad en pacientes que han dado positivo por Covid-19. Así se comprendería si le mantiene a salvo de futuros contagios o no, y por cuánto tiempo.
Otra de las medidas sería destinar parte de los recursos a analizar candidatos para una futura pandemia. Aunque haya vacuna para el Covid-19, ésta no servirá para el próximo virus.
En lo único en lo que se está de acuerdo es en que económicamente los países no pueden detenerse más en las fases iniciales del confinamiento y deben avanzar.