Tal y como indica el Dr. Raimundo Gutiérrez, jefe del Servicio de Otorrinolaringología y coordinador de la Unidad de Disfagia del hospital, “en el caso concreto de las personas que han sufrido un ictus, causa muy prevalente de dificultad en la deglución, la tasa de pacientes que manifiestan disfagia es de aproximadamente un 30-40 por ciento, porcentaje que aumenta hasta el 60 por ciento si se hace una evaluación clínica de la deglución, ascendiendo incluso hasta el 80 por ciento cuando aplicamos métodos instrumentales de evaluación de la disfagia”.
Este especialista pone en valor las herramientas de las que dispone el hospital, que permiten aportar soluciones a los pacientes y reducir las posibles complicaciones. Entre otras, destaca los buenos resultados obtenidos con el protocolo establecido en la Unidad de Ictus para la valoración de la disfagia, que ha reducido la mortalidad del 16 al 8 por ciento y la tasa de neumonías, del 32 al 7 por ciento.
Diabetes: alimentación, mitos y evidencias
En cuanto a la alimentación de los pacientes con diabetes, la Dra. María Blanca Martínez-Barbeito, del Servicio Endocrinología y Nutrición del hospital, afirma que, siguiendo un patrón de dieta mediterránea, la alimentación de una persona con esta enfermedad difiere poco de la que deberían seguir el resto de las personas. “La mejor opción es una dieta cardiosaludable, equilibrada en el reparto de macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas), con una distribución de los azúcares naturalmente presentes en los alimentos, como en la fruta, y una reducción de los azúcares solubles, presentes en productos de repostería y bollería, que deberían ser sustituidos en su mayoría por edulcorantes”, concreta.
Esta especialista también comenta que no se recomienda eliminar de la dieta los alimentos que contienen azúcares naturales, como los que posee la fruta, y tampoco restringir la ingesta de hidratos de carbono de absorción lenta como las legumbres, los tubérculos, la pasta, el arroz o el pan. Según la Dra. Martínez-Barbeito, “en la dieta habitual de un paciente con diabetes, los hidratos de carbono complejos (o de absorción lenta) siguen siendo la base de la alimentación”. “Suponen aproximadamente un 50 por ciento del valor calórico total de la dieta, un 15 por ciento es de proteínas y un 35 por ciento de grasas”, continúa, insistiendo en que “esta distribución de macronutrientes es similar a la de la población general”.
Además, añade, “es fundamental que el patrón de alimentación mediterránea vaya asociado a un estilo de vida activo con realización de actividad adaptada a las condiciones físicas de cada paciente y evitar el consumo de tóxicos y una ingesta adecuada de agua a lo largo del día”.
Nutrición enteral: pautas, aspectos técnicos y de seguridad
Por otra parte, la nutrición enteral es una terapia fundamental para el tratamiento del paciente. Por ello, el médico prescriptor de esta pauta tiene que conocer la sistemática adecuada y ser experto en nutrición clínica. En este sentido, la endocrina señala que “se debe realizar una correcta valoración nutricional del paciente, calcular sus requerimientos nutricionales y de agua, saber las vías diferentes de nutrición que se pueden indicar, conocer los dispositivos existentes y las indicaciones de cada uno de ellos, así como las fórmulas de nutrición disponibles en el mercado para saber qué componentes aportan al paciente”. Todo ello haciendo un seguimiento del resultado del tratamiento en el paciente y de las complicaciones que puedan surgir, consiguiendo el mejor resultado en el estado nutricional del paciente, con la mejor tolerancia y las menores complicaciones posibles.
En la nutrición enteral, además, “es muy importante conocer cómo se debe hacer el cuidado de sondas nasogástricas o nasoyeyunales, de gastrostomía, gastroyeyunostomía o yeyunostomía”, asegura la experta. Este, al igual que el de los estomas, debe ser diario, tanto de higiene como de mantenimiento. Por otro lado, resulta fundamental realizar una técnica correcta de administración de nutrición enteral en los pacientes.
Con respecto a las pautas de la administración, “hay que tener en cuenta si la nutrición es continua o intermitente, si es por jeringa, por gravedad, a qué velocidad debe ser administrada para evitar problemas de intolerancia gastrointestinal, comprender que la nutrición debe seguir unos horarios fisiológicos para el paciente, respetando las horas del sueño, etc”, continúa la Dra. Martínez-Barbeito. Por supuesto, nunca olvidar que los pacientes deben estar bien hidratados y recibir sus pautas de agua, que son independientes de la nutrición”, concluye.