El II Estudio de Salud y Estilo de vida del grupo asegurador Aegon, afirma que la automedicación no es una práctica mayoritaria entre los españoles, aunque afecta a más de un tercio (un 65,9 por ciento) de la población. El 34,1 por ciento de los encuestados por la compañía seguradora Aegon afirma tomar medicinas sin prescripción médica, en la mayoría de los casos para paliar dolencias leves y síntomas no vinculados a una enfermedad.
En el estudio se hace un análisis por comunidades del que se deduce que Asturias es la región donde más personas consumen medicamentos sin receta médica, un 46,9 por ciento. Le siguen muy de cerca la Comunidad Valenciana (45,3 por ciento) y Castilla y León (42,9 por ciento). La comunidad en la que menos encuestados se automedican es Baleares, con solo el 18,9 por ciento.
Según los encuestados, el principal motivo que les lleva a automedicarse es porque lo hacen cuando los síntomas de las enfermedades son leves y poco graves. Se refieren a catarros, alergias o resfriados, así como dolores ocasionales que no tienen relación con una enfermedad concreta: dolores de espalda, estrés o dolor de cabeza, entre otros. Durante la pandemia del Covid-19, las instituciones han promovido una serie de advertencias para proteger a la población de los nuevos contagios. Entre ellas, siempre recomiendan ponerse en contacto con un centro sanitario cuando se empieza a notar síntomas, y evitar automedicarse.
Los adultos de entre 30 y 44 años son los que más consumen medicinas sin receta
Según el estudio de Aegón, los encuestados mayores de 65 años son el segmento que menos se automedica. Solo el 20,5 por ciento de las personas en esa franja de edad toma medicamentos sin prescripción médica. En el extremo opuesto, los adultos de entre 30 y 44 años son los que más consumen medicinas sin receta (un 39,2 por ciento), seguidos de las personas entre 45 y 54 años (38,5 por ciento).
La investigación también estudia los niveles de automedicación según la situación laboral de las personas. En este sentido se concluye que las personas que no trabajan son menos propensas a automedicarse (24,9 por ciento), frente a los que cuentan con un empleo (38,8 por ciento).