Tras semanas de silencio desde que huyó de la justicia a Suiza, la secretaria general de ERC, Marta Rovira, reaparece este viernes en varias entrevistas: tanto a los medios locales ‘Le Temps’ y ‘Blick’ como en la Agència Catalana de Notícies (ACN). Según dice, se ha puesto a disposición de las autoridades suizas y que en estos momentos no se plantea pedir asilo, aunque tampoco lo descarta más adelante.
Cuando estaba en Cataluña, afirma, vivía “en una prisión interna”, ya que la policía la “seguía constantemente en la calle”, estaba “bajo presión” y recibía, dice, “amenazas”.
“Ya no podía expresar mis opiniones políticas libremente sin el riesgo de ser procesada penalmente sin fundamento”, añade, y por ello opina que es “mucho más útil en libertad”. “Desde mi llegada, por medio de mi abogado, me puse a disposición de las autoridades suizas. Si sintiera la necesidad, pediría asilo, pero este no es el caso en este momento”, apunta.
El juez del Tribunal Supremo (TS) Pablo Llarena emitió el pasado 23 de marzo una orden internacional de detención contra la dirigente de ERC, procesada por rebelión en España por su papel “esencial” en la coordinación del proceso hacia la declaración de la independencia unilateral, según el magistrado.
“PERSECUCIÓN POLÍTICA”
El día en que tenía que comparecer ante el TS huyó a Suiza para “protegerse”, ha relatado este jueves tras su silencio, “de una persecución política” contra ella y su familia. “Si estuviera aún en España estaría tras las rejas ahora mismo. He sido testigo del destino de mi compañero Oriol Junqueras, que está en prisión desde hace más de cuatro meses”, ha señalado.
Según Rovira, en España no habría podido tener “un juicio justo” y no cree que su decisión perjudique a los demás procesados. “Cada uno ha tomado sus decisiones de manera personal. Yo no podía arriesgarme a entre 20 y 30 años de prisión por delitos que jamás he cometido cuando mi hija tiene apenas siete años“, ha dicho.
SOBRE PUIGDEMONT
También comenta que sigue de cerca el caso de Alemania del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont, con quien habló recientemente por teléfono y a quien define como “un luchador”.
“Lo que me entristece es que no sé cuando podré volver. Soy consciente de que he marchado para muchos años, que he dejado atrás a muchísima gente que quiero, muchos paisajes, mi ciudad y que mi familia tendrá que hacer un cambio brutal de vida”, lamenta.
Ha elegido el país helvético para su “exilio” porque tiene un sistema político que permite a los ciudadanos que tengan voz y allí se vota para decidir “prácticamente cada tres meses”. Ello, a su juicio, puede ayudar a que entiendan la situación de Cataluña.