Con una hora de retraso, tras aplazar su comparecencia, Carles Puigdemont aparecía en el Parlamento catalán para declarar la independencia. Pero eso sólo ha durado 10 segundos. El presidente catalán pedía inmediatamente después al hemiciclo que suspendiera la declaración para encontrar vías de diálogo y acuerdo.
Puigdemont presentaba los resultados del referéndum del pasado 1 de octubre y asumía que tenía “el mandato del pueblo para que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república”. Sin embargo, inmediatamente, ha propuesto que en las próximas semanas, el Parlamento catalán “suspenda el efecto de la declaración de independencia para emprender un diálogo para llegar a una solución acordada” con el Gobierno español.
#President @KRLS: “Proposem suspendre efectes declaració independència per emprendre diàleg en properes setmanes” #Parlament #10Oct
— Govern. Generalitat (@govern) October 10, 2017
“Proponemos suspender los efectos de la declaración de independencia para emprender el diálogo en próximas semanas”, recogía el perfil en Twitter del Gobierno catalán, que iba emitiendo las frases más importantes de Puigdemont en su discurso.
El presidente catalán arrancaba ya su discurso apelando al diálogo y, por primera vez en mucho tiempo, dirigiéndose a todos los catalanes. Puigdemont aseguraba que “vivimos un momento excepcional, de consecuencias históricas” y no dudaba en explicar que se trata de “un asunto europeo”.
“Me dirijo a todos. A los que nos entendemos y a los que no nos entendemos”, decía el presidente catalán. La palabra “diálogo” se repetía constantemente en su discurso.
Tras hablar del referéndum “celebrado en unas condiciones extremas” y darle más agresividad a la actuación policial, Puigdemont presentaba los resultados de la votación sólo alegando que “2.286.217 personas personas vencieron el miedo, salieron de casa y votaron”. Tan sólo se refería a los resultados al decir que “Cataluña votó que sí a la independencia”.
La salida de las empresas de Cataluña, el Estatut de 2011 y un repaso a los últimos 7 años que, según él, “ha sido los peores de los últimos 40 años” en cuanto a represión y menosprecio a Cataluña por parte del Estado, aseguraba que siempre han tenido voluntad de diálogo y presentado propuestas “cuya respuesta ha sido siempre negativa”.
Las multas a Artur Mas y el resto de responsables de la consulta de 2014, ocupaban los siguientes párrafos de su discurso. También aludía a las manifestaciones pacíficas y al mensaje del Rey Felipe: “No hay interlocutores en el pasado y tampoco los estamos encontrando en el presente. La única esperanza era la Monarquia pero el discurso de la semana pasada acabó con ella”.
En español, Puigdemont enviaba un mensaje “de tranquilidad, serenidad y respeto, diálogo y voluntad”. “No somos locos, abducidos, ni golpistas. Hemos estado dispuestos a todo el dialogo. Nos queremos reentender mejor porque desde hace años la relación no funciona. No tenemos nada en contra de España ni los españoles. Hay democracia más allá de la Constitución”, ha dicho.
“Cataluña tiene derecho a ser un estado independiente. Tiene derecho a ser escuchada y respetada. El sí a la independencia ha ganado unas elecciones por mayoría absoluta y dos años después ha ganado en las urnas”, decía después, antes de hacer la declaración de independencia más corta de la historia.
“Llegados a este momento histórico, asumo presentarles el resultado del referéndum y pido a los conciudadanos el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de República”, decía, para añadir diez segundos después que “el gobierno y yo mismo, proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de independencia y abramos el diálogo”.