Acoso, amenazas y ataques a la libertad de prensa. Es lo que han soportado los redactores y periodistas gráficos que han cubierto en Cataluña los acontecimientos relacionados con el proceso independentista. Así lo denuncia Reporteros sin Fronteras en su informe anual, presentado este jueves.
RSF ha denunciado que se están viviendo los «meses más negros de la historia democrática» en Cataluña para la prensa. Y destaca que muchos de los periodistas se han visto señalados incluso «desde el poder». Además, también lamentan «linchamientos en redes sociales, amedrentamientos, agresiones físicas y hostigamientos». Situaciones que han vivido periodistas como Hilario Pino, quien se vio agredido por independentistas mientras realizaba un directo para La Sexta. O esta misma semana Dayana García, a quien tiraban del pelo mientras asaltaban las inmediaciones del Parlamento catalán.
Una situación que aunque «lenta» es una «constante factura» para los profesionales de la comunicación. El conflicto, aseguran desde RSF, que «ha enfrentado durante los últimos años a las fuerzas independentistas catalanas con el gobierno central han dificultado extraordinariamente la labor de la prensa».
.@alfarmada en presentación del Informe Anual de @RSF_ES critica con datos y ejemplos la situación en China, Turquía, México, Eritrea, Siria, Yemen, Irak, Afganistán, Rusia, Cuba, Malta, India, EE.UU…. y Cataluña. pic.twitter.com/iM6oo2etVH
— Felipe Sahagún (@sahagunfelipe) February 1, 2018
Periodistas en el mundo
El informe anual de Reporteros sin Fronteras repasa también la libertad de información en el resto del mundo. Y aunque Cataluña es uno de los lugares donde menos se ha respetado en los últimos tiempos, las ciudades sirias son las más peligrosas para la prensa. En todo 2017, hasta 12 periodistas han perdido la vida allí. En América, es México el que ocupa ese puesto, con 11 fallecidos.
A lo largo de 2017, 65 periodistas fueron asesinados, 54 fueron secuestrados y 326 fueron detenidos en todo el mundo. RSF ha asegurado que estos datos demuestran que en muchos países del mundo, «trabajar de periodista es un paso a la cárcel o a la muerte».