Para la memoria de los aficionados quedó, por ejemplo, aquel triste y en su momento escandaloso episodio que protagonizó la cantante el 2 de enero de 1958 en la capital italiana, ciudad en la interpretó muchos de los grandes títulos, como ‘Turandot’, ópera con la que debutó en la ciudad eterna, ‘La Traviata’ o ‘Norma’. Fue precisamente durante la primera función de este bello melodrama de Vincenzo Bellini cuando Callas, tan genial como impredecible, abandonó el escenario del Teatro de la Ópera de forma abrupta e inesperada al final del primer acto. No hubo más remedio que suspender la representación que estrenaba la temporada con el público abarrotando el teatro, incluidos el presidente de la República italiana en aquella época, Giovanni Gronchi, o las actrices Anna Magnani y Gina Lollobrigida. En definitiva, con lo mejorcito de la política y vida social romana congregado para una velada cuyo desenlace fue reseñado por los medios del todo el mundo, cada uno aventurando una posible teoría que explicara la espantada de la diva. Para algunos, los abucheos que llegaban desde el patio de butacas fueron la razón de la retirada de escena de la cantante; para otros, la Callas no había tenido tiempo de recuperarse de los excesos de las fiestas de Año Nuevo.
Jean Luca Rossi, comisario de esta exposición que firma definitivamente la paz de Roma con la gran soprano, asegura que lo hizo por “justicia al personaje que interpretaba y al público”, ya que fue consciente de que no estaba en condiciones de continuar con la interpretación a causa de una indisposición vocal. Esa fue, en todo caso, la versión oficial que llegó de boca de su entonces marido, Giovanni Battista Meneghini, ya que Callas no se dejó ver por los periodistas que hacían guardia en el hotel donde se alojaba. No regresó a Roma hasta 1969. Fue además la última vez y no cantó. Aquella visita fue con motivo de la presentación de la película ‘Medea’, de Pier Paolo Pasolini, donde ella aparecía y de la que esta exposición recoge las joyas que llevó en el rodaje, creación del gran Piero Tosi.
La muestra, que podrá verse durante todo el periodo navideño, propone una suerte de “viaje musical”, ya que el visitante recorre las salas acompañado en todo momento por la ‘Voz de la Divina’, grabaciones únicas que sirven de banda sonora a los bocetos, imágenes de archivo y trajes de escena dispuestos en el recorrido que sigue un orden cronológico. Concentrándose no solo en la faceta profesional, sino inevitablemente también en la personal. Porque, de manera especial, en el caso de María Callas la primera no puede entenderse sin la segunda.