Amnistía Internacional ha sido la organización encargada de denunciar las torturas que Arabia Saudí está infligiendo a los activistas detenidos en el país. La lista va desde los golpes brutales a las descargas eléctricas y los abusos sexuales.
La mayoría de activistas son mujeres que defendieron su derecho a conducir y que fueron detenidas el pasado mes de mayo. Poco después, las autoridades saudíes terminaron por permitir a las mujeres ponerse al volante. Sin embargo, algunos de los activistas detenidos entonces aún no han sido formalmente acusados ni tienen acceso a un abogado defensor.
“Los activistas han sido repetidamente torturados con descargas eléctricas y latigazos, lo que ha dejado a algunos incapaces de andar o de permanecer erguidos”, dice Aministía en un comunicado. En el mismo, aseguran que a uno de ellos le colgaron del techo. Otros tienen temblor de manos permanente. También marcas en el cuello. “A una de las mujeres detenidas ha sido al parecer acosada sexualmente de forma repetida por interrogadores enmascarados”, añade el texto. La situación es tan desesperada que algunos han intentado suicidarse.
Muchos de los detenidos han estado en celdas de aislamiento. Y han permanecido incomunicados durante los tres primeros meses. Además, han sido amenazados si cuentan las torturas que han sufrido.
“Apenas unas semanas después del brutal asesinato de Jamal Khashoggi, estos espeluznantes informes de tortura, acoso sexual y otras formas de maltrato, si se verifican, exponen violaciones de derechos humanos aún más escandalosas por parte de las autoridades saudíes”, denuncia Amnistía.
Torturas continuadas
Amnistía ha recordado que las torturas son continuadas en las cárceles de Arabia. Algo que viola los acuerdos internacionales del país. Entre ellos, la Convención contra la tortura y castigos crueles, inhumanos y/o degradantes.
Sin embargo, numerosos detenidos han denunciado haber confesado delitos bajo tortura, incluso siendo falsos. Algo que después se ha utilizado para condenarles. Y es que a los castigos en las cárceles se une un sistema judicial muy dudoso.
Por su parte, Arabia Saudí justifica esos excesos porque, dice, aplica la ley islámica.
