La infancia sufre la mayor amenaza para su desarrollo en las tres últimas décadas. Es lo que revela el último informe de Unicef, que alerta de los numerosos países que mantienen conflictos internos o con otros estados y que dejan a los niños en su peor situación en años.
Concretamente, desde que se firmara la Convención sobre los Derechos del Niño hace, precisamente, treinta años. La involución se ceba con los más pequeños, las víctimas “más vulnerables” de las guerras y las crisis humanitarias.
Aunque Unicef ha logrado que 2,6 millones de niños hayan recibido tratamiento contra la malnutrición aguda, el balance global es que aún queda un 41% de casos por atender en los propósitos de Naciones Unidos de 2018.
El informe muestra que 4,7 millones de niños, además, pudieron recibir vacunas contra el sarampión. Aunque en erradico en muchos sitios, es una de las principales causas de muerte en países con grandes carencias sanitarias. Unicef recuerda, aún así, que sólo se cubrió el 53% de su meta.
Mucho mejor ha ido en cuestión de acceder a agua, saneamiento e higiene. Hasta 35,5 millones de personas por fin pudieron tener agua potable para sus quehaceres diarios. Algo que supone llegar al 97,7% de los objetivos iniciales.
Violencia
El informe revela que las situaciones de abusos sexuales y violencia de género, secuestros y reclutamiento en grupos paramilitares son numerosas. Y pese a sus esfuerzos, Unicef solo ha podido brindar ayuda psicosocial a 3,1 millones de niños. Un 79% del total.
El mapa de esa alerta pone en relieve los puntos que llevan años en conflicto. Entre ellos, Siria, Libia, Afganistán y buena parte del África subsahariana, con unas 40 millones de personas afectadas.
Ucrania, Venezuela o Bangladés y Birmania son otras de las zonas que han llegado a emergencia social en los últimos tiempos.