El Mundial de fútbol encara su recta final y Rusia, el país anfitrión, con su selección aún viva en el torneo, sigue volcada con el campeonato, hasta el punto de que no tienen cabida otras noticias, mucho menos negativas.
La censura del régimen de Putin funciona a la perfección. Y es que el Ministerio del Interior ordenó a la Policía antes del comienzo del Mundial que no hiciera pública ninguna información negativa durante las semanas que durara el campeonato.
Así, tienen prohibido informar, por ejemplo, de redadas, asaltos, crímenes o detenciones de presuntos asesinos o yihadistas. Sólo pueden dar cuenta de operaciones e investigaciones con resultados exitosos.
La orden, que tiene como fecha de fin el 25 de julio, diez días después de que concluya el torneo, se está cumpliendo escrupulosamente. Así lo demuestra la caída radical en el número de informaciones policiales. De los 1.438 reportes que se enviaron entre el 1 y el 6 de junio, se pasó a solo 71 entre el 7 y el 13 de junio.
Asimismo, desde el 5 de junio, en la web oficial del Ministerio del Interior no figura ninguna noticia de actualidad negativa en las secciones «Lucha contra las estafas», «Lucha contra el tráfico de drogas», «Lucha contra el crimen» o «Delitos económicos». Antes de esa fecha, en cada una de esas categorías había entre uno y diez comunicados por día, para alertar o informar sobre ciertas situaciones.
Pero ahora todo son buenas noticias. Por ejemplo, las novedades que se publican en los sitios regionales de la policía destacan que «un agente en Briansk (oeste) cobijó a una familia de arañas comedoras de aves» o «una habitante de Arkhanguelsk (noroeste) agradeció a los policías su actitud delicada y atenta».
El Kremlin quiere aprovechar la enorme proyección internacional que supone para el país la organización del Mundial para trasladar una imagen positiva del país como seguro, abierto y acogedor.