Los destrozos en Indonesia en general y en la ciudad de Palu en particular han sido cuantiosos. Las imágenes, captadas a golpe de dron, son desoladoras. Por eso, muchos se preguntan por qué no funcionó la alarma contra tsunamis. O más bien, por qué el país no cuenta con un sistema y programas de actuación para minimizar el impacto en la población civil de estos fenómenos naturales.
Sobre todo, teniendo en cuenta que ha sido la misma causa que en 2004 se llevó por delante la vida de 226.000 personas.
La urgencia de saber por qué no funcionó el sistema de alarma se acelera al saber que tres olas gigantes golpearon la playa de Palu cuando en ésta se celebraba un festival. Algo que hizo multiplicar el número de víctimas.
La agencia de control meteorológico y geofísico de Indonesia (BMKG) cuenta con un sistema de alerta temprana. Un red de 170 estaciones sísmicas de banda ancha, 238 acelerómetros y 137 boyas. A eso se suman los datos de otras 134 estaciones situadas en países cercanos. Sin embargo, el presupuesto anual es limitado. Sólo se pueden mantener 70 sensores y la sonda detectora más cercana al epicentro del terremoto se encontraba a 200 kilómetros de distancia.
Dos factores clave
Sin duda, ha habido dos factores clave que han contribuido a hacer más grande la catástrofe. En primer lugar, los terremotos que generan tsunamis peligrosos son los de desplazamiento vertical de tierra y no los producidos por la fricción horizontal, que fue el sufrido por Indonesia.
Por eso, la alarma de tsunami saltó tres minutos después del terremoto pero se desactivó media hora después.
El otro factor fue la boya encargada de medir el cambio en el nivel de las aguas. Ésta detectó únicamente una subida de 50 centímetros. «Si hubiéramos tenido una boya más cerca de Palu no cabe duda de que nuestra estimación hubiera sido más acertada. Esto es algo que debemos evaluar para el futuro», dicen desde la BMKG.
A todo eso se sumó que los apagones inutilizaron las sirenas de alarma. Algo que hizo que el tsunami pillara por sorpresa a los expertos y a los ciudadanos.