La Justicia británica dio este viernes 10 de diciembre luz verde a que Julian Assange sea extraditado a Estados Unidos, que quiere juzgarle por 18 delitos de espionaje e intrusión informática por las revelaciones de su portal WikiLeaks, que expuso abusos de ese país en las guerras de Irak y Afganistán.
El Tribunal de Apelación de Londres dio la razón a Washington, en contra de un fallo del pasado enero que había denegado la entrega del activista al considerar que presenta riesgo de suicidio. Este tribunal considera que EE.UU ofrece garantías suficientes de que el activista australiano recibirá el trato adecuado para proteger su salud mental.
Un proceso judicial que va para largo
El caso regresará ahora a la Corte de Magistrados de Westminster, de primera instancia, para que a su vez sea remitido a la ministra del Interior, la conservadora Priti Patel, que debe decidir si ejecuta la extradición.
Stella Moris, la prometida del fundador de WikiLeaks y madre de sus dos hijos menores, ya ha adelantado que recurrirán «lo antes posible el injusto» fallo, lo que significa que este proceso se alargará, mientras Assange sigue en prisión preventiva en la cárcel londinense de alta seguridad de Belmarsh. El periodista de 50 años, previamente estuvo 7 años refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.
Argumentos contrarios a la condena de Assange
Tanto asociaciones que buscan velar por la libertad de prensa como la defensa de Julian Assange tratan de evitar, en primer lugar, una condena firme para el periodista y, en segundo lugar, la extradición a Estados Unidos.
Según la defensa, las acusaciones, que dice que pueden acarrear hasta 175 años de cárcel, están políticamente motivadas y, si acaban en condena, sería un precedente catastrófico para la libertad de prensa, exponen sus letrados.
Reporteros Sin Fronteras (RSF) repudió también la decisión de la Justicia británica y temen que esta decisión siente un precedente muy perjudicial para el mundo del periodismo.
«Estamos convencidos de que Julian Assange ha sido una diana por su contribución al periodismo. Le apoyamos por las peligrosas implicaciones que puede tener este caso en el mundo, por el futuro del periodismo y de la libertad de prensa», declaró el secretario general de RSF, Christophe Deloire, en un comunicado.
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