La alta representante de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, Kaja Kallas, se encontró con un inesperado revés en su viaje a Washington. A pesar de que tenía prevista una reunión con el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, la cita fue cancelada a última hora por «problemas de agenda», según un portavoz comunitario. Sin embargo, todo apunta a un desplante deliberado de la Administración Trump, que sigue marcando distancias con Bruselas en materia de política exterior.
Kallas, que ya había anunciado su viaje durante la reciente cumbre de ministros de Exteriores de la UE, viajó a la capital estadounidense con la intención de fortalecer la relación transatlántica y abordar la situación en Ucrania. No obstante, su agenda en Washington se limitó a reuniones con senadores y congresistas, sin la esperada conversación con Rubio. Esta ausencia de diálogo resalta la creciente frialdad entre la Comisión Europea y la nueva Administración estadounidense, una relación que ya había mostrado síntomas de deterioro desde la Conferencia de Seguridad de Múnich, único encuentro previo entre ambos diplomáticos.
Un giro en la relación transatlántica
Mientras EE.UU. ha dado prioridad a reuniones con líderes como Emmanuel Macron o Keir Starmer, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sigue sin ser recibida por Trump. La incertidumbre en las relaciones transatlánticas se ha acentuado tras la imposición de aranceles recíprocos al acero y aluminio y la exclusión de Europa de las negociaciones con Rusia. Trump ha dejado claro que no está dispuesto a involucrarse en ningún esfuerzo de tropas de paz en Ucrania, aumentando la preocupación en el flanco oriental de la OTAN.
La postura de la Casa Blanca también ha estado marcada por críticas abiertas a Europa desde distintos frentes. Figuras clave de la Administración, como J.D. Vance, han cuestionado la democracia europea, mientras que Elon Musk ha intervenido en la política alemana alentando el apoyo a la ultraderecha. En este contexto, Bruselas sigue buscando formas de mantener el diálogo con Washington, aunque el desaire a Kallas demuestra las dificultades de este objetivo.
Kallas, firme ante las concesiones a Putin
La alta representante europea se ha convertido en una de las voces más críticas frente a la estrategia de Trump en relación con Rusia. La exprimera ministra de Estonia ha advertido que las concesiones de la Administración estadounidense a Putin, como bloquear la entrada de Ucrania en la OTAN, representan un «apaciguamiento» peligroso. El lunes, Kallas subrayó que «ningún acuerdo sin nosotros, sin Ucrania o sin Europa funcionará» y que «un mal acuerdo para Ucrania es un mal acuerdo para Europa, pero también para Estados Unidos».
El desplante a la diplomacia europea coincide con la videoconferencia de Macron ante los líderes comunitarios, en la que explicó su reciente conversación con Trump. Por su parte, Starmer compartirá su propia visión en una reunión el domingo en Londres, antes del Consejo Europeo extraordinario previsto para la próxima semana. En este contexto, el presidente del Consejo Europeo, António Costa, ha planteado la posibilidad de designar un «enviado especial» europeo para las negociaciones con Rusia, en un intento por contrarrestar el alejamiento de Washington.